Las acciones chinas se hundieron un 7 por ciento el lunes, en la primera sesión del 2016, luego de que un débil dato sobre la actividad fabril y la depreciación del yuan avivaron las preocupaciones sobre el enfriamiento de la economía, lo que forzó a las bolsas a suspender las operaciones por primera vez.
Las pérdidas iniciales se transformaron rápidamente en un derrumbe durante la tarde y las operaciones fueron canceladas desde las 0530 GMT, unos 90 minutos antes del cierre habitual. La onda liquidadora se intensificó tras una breve suspensión inicial de 15 minutos durante las primeras horas de la tarde, cuando los principales índices habían perdido un 5 por ciento, y la actividad en las bolsas de Shanghái y Shenzhen fue cancelada por el resto el día poco después.
Fue la primera vez que se activaron los llamados “interruptores” de los mercados chinos, que buscan contener la volatilidad. El índice de las acciones líderes chinas CSI300, terminó con un declive de 7 por ciento, a 3.470,41 puntos, mientras que el índice compuesto de Shanghái se desplomó un 6,9 por ciento, a 3.296,66 unidades. En tanto, el índice Hang Seng de Hong Kong retrocedió un 3 por ciento.
Un sondeo privado publicado previamente en el día indicó que la actividad manufacturera de China se contrajo por décimo mes consecutivo en diciembre, y a un ritmo más veloz que en noviembre. Un sondeo oficial publicado el viernes, que mide a empresas más grandes, muchas de ellas estatales, arrojó una contracción por quinto mes seguido, aunque un repunte en el sector de servicios podría suavizar el impacto sobre la economía en general.
Los inversores también vendieron acciones antes de la inminente expiración de una prohibición de ventas de activos que pesa sobre los principales accionistas de las empresas que cotizan en bolsa, que había sido impuesta durante el desplome que sufrió el mercado durante el último verano boreal.