El evento de default potencial de Evergrande (uno de los desarrolladores inmobiliarios chinos más grandes del mundo) lejos está de haberse solucionado y cuando uno observa estos eventos no puede dejar de pensar en el impacto que el Evento “Lehman 2008” le causó al planeta. En este sentido, la pregunta del millón es si el evento de default potencial de Evergrande podrá convertirse en otro cisne negro y tal como ha sido el COVID, también de raíz china. Lo lógico sería esperar un salvataje por parte de China a este gigante inmobiliario para evitar que el evento se convierta en sistémico pero una cosa es la Fed y otra muy distinta es China. También era lógico esperar que por 2019 China le informara al mundo que tenía un brote de COVID y no lo hizo y ya sabemos todo lo que le costó a la humanidad semejante silencio. Si suponemos un salvataje a este gigante inmobiliario mega apalancado (y hay muchos más como éste en China) nos queda aun la imagen de una economía asiática en franca desaceleración. Tal como ocurrió con la crisis inmobiliaria de Estados Unidos en 2007, un Ponzi inmobiliario comienza a desvanecerse ante una desaceleración económica. Recordemos que por Ponzi se entiende una estrategia financiera delirante en donde el pago al inversor inicial se lo hace con aportes de capital del último en llegar, este círculo dura hasta que no llega más nadie a la fiesta y eso en economía ocurre ante desaceleraciones, las cuales ocasionan defaults y muerte del Ponzi. El jueves pasado vencían dos pagos de intereses de Evergrande, uno en yuanes y otro en dólares. Ambos pagos se realizaron pero la posición de efectivo de Evergrande para los próximos 12 meses refleja a una compañía con un claro problema de caja. Es importante destacar que el evento Evergrande desnuda a una economía china que se viene desacelerando fuertemente. Dedos bien cruzados para los bulls (optimistas).
Cuando el delirio les conviene a todos. A estos niveles de máximos históricos en especial en el mercado de acciones norteamericano, hedgear (proteger) barato puede tener sentido aun cuando parecería que este bull market se mantenga firme a pesar de correcciones y en la medida que Evergrande se contenga. Si esta burbuja llegase a colapsar, el mundo entero entraría en una depresión de tamaño bíblico, a nadie le conviene un escenario así, tampoco a China, lo cual alimenta un equilibrio de “Nash Cooperativo” aun cuando en esencia parece una lógica delirante. Desde inicios de este bull market en marzo 2020, estar comprado fue la estrategia ganadora de la mano de una Reserva Federal obligada a actuar aún más agresivamente en materia de estímulos que en la crisis anterior. Cisne negro aparte, suena lógico esperar una tasa de 30 años muy dormida lo cual genera un entorno inmejorable para que las acciones tecnológicas sigan overperformeando (rindiendo más en el relativo). La debilidad del NFP último (empleo), vuelve a dar ventaja potencial a las tecnológicas.
Sin crecimiento global. El mercado intenta digerir el muy débil dato de NFP que refuerza la noción de una economía global a la que no le sobra crecimiento. La tasa de 30 años está operando en el entorno del 1.90% quizá como señal a mayores estímulos que deberá realizar Estados Unidos a los efectos de alimentar un rebote económico que se desvanece. Los mercados globales se quedan con la imagen de una economía megamonetizada en estado de asistencia permanente y forzada, ante un crecimiento global que cada vez luce más débil. Respecto a inicios de 2021, la imagen actual ha cambiado notablemente en dos frentes. Primero, se esperaba un rebote furioso de la economía norteamericana, cosa que no está ocurriendo en especial, para el segundo semestre del año. Segundo, la normalización de la política monetaria de la Fed tanto en la parte corta como larga de la curva, se va diluyendo en el tiempo ante una Fed obligada a sonar muy acomodaticia ante un crecimiento global que se sigue haciendo esperar y ante una Fed obligada a tolerar cada vez mayor inflación. Por el momento el mercado quiere defender la noción de una Fed muy contemplativa y un “tapering” (restricción a QE4) que ante la debilidad global se aleja en el tiempo y en agresividad esperada. En este entorno, las acciones tecnológicas de calidad parecerían tener ventaja ante un mercado en máximos y siempre vulnerable a algún tipo de corrección de corto plazo relativa al evento Evergrande.
Debilidad macroeconómica e inflación en Estados Unidos: ¿un combo para seguir reflacionando? La principal razón por la que el mercado sigue manteniendo los niveles actuales de valuación es por un sostén monetario permanente por parte de la Fed. Es posible incluso que la economía norteamericana esté entrando en un periodo de precios crecientes y de debilidad macroeconómica, algo que se asemeje a “estanflación”, un fenómeno muy usual en economías emergentes, por ejemplo. Lo lógico es que el mercado ante un escenario de esas características operase en sentido negativo pero nuevamente se nos hace necesario recordar que desde marzo 2020 Wall Street viene operando en contra de la ley de gravedad en el sentido que toda mala noticia parecería celebrarse ante un mercado que está aterrado en shortear a la Fed (jugarle en contra), la dueña de la máquina de emitir dólares. Primero, la debilidad macroeconómica fuerza a la Fed a mantener por largo tiempo una coyuntura de tasas muy deprimidas tanto en la parte corta como larga de la curva. Segundo, una mayor inflación en Estados Unidos obliga al ahorrista a protegerse contra la misma vía la adquisición de activos reflacionantes, siendo las acciones el preferido. ¿Puede entonces darse un combo de debilidad macroeconómica e inflación creciente que alimente aún más el posicionamiento de tecnológicas en perjuicio de las acciones cíclicas aun cuando esto suene a delirante?
La tasa de 30 sin fuerza. No parecería que la tasa de 30 tenga mucho más para subir, tarde o temprano el desvanecimiento del rebote macroeconómico de Estados Unidos sumando ahora al de China seguirá pesando sobre una tasa que en esta coyuntura no debería acelerarse para evitar males mayores. Cisne negro aparte, se hace posible imaginar un entorno favorable para todas las acciones norteamericanas pero preferentemente para las tecnológicas, que suelen performear mejor en escenarios de debilidad. En ambos bull markets (2009/2020) y (2020/2021), las tecnológicas han tenido una gran ventaja y no parecería que dicha situación cambie a mediano plazo. La ventaja de tecnológicas en este incipiente bull market parecería asemejarse a la observada en el bull market anterior, puede incluso ser más agresiva ante una parte larga de la curva a la que la Fed está obligada a mantener a niveles históricamente deprimidos. Recordemos que desde los mínimos del 2009, el QQQ está +1355% positivo, el SPY +550% y el DIA (MC:DIDA) +425%.