Este año fue el primer año recesivo en México en 10 años, a pesar de que técnicamente, hasta el momento se haya “brincado” el umbral de los dos trimestres consecutivos de decrecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) para declararla.
El gobierno se lo cuelga casi como un triunfo, pero debemos tener cuidado con las apariencias, a pesar de 2020 podría no ser tan malo como muchos temen.
Y es que el próximo año es electoral para Estados Unidos. A juzgar por las más recientes declaraciones de Trump, no tiene por ahora ninguna prisa por poner fin a la “guerra comercial” con China. Justo cuando parecía que habría acuerdos, Estados Unidos ha puesto su atención en los disturbios en Hong Kong, pues el Senado aprobó en Washington por unanimidad, una ley para apoyar la “democracia y derechos humanos” en aquella región especial china. Beijing ha exigido que no haya injerencia extranjera en sus asuntos internos, pero como le digo, no hay duda de que el tema será central de cara a la reelección de Trump.
¿Recuerda cómo el tema migratorio jugó un papel central en su elección en 2016? Mi apuesta es que esta vez, será el comercio y su disputa contra China, su eje principal. De ser así, vendrá un año complicado para los mercados emergentes -México incluido-, pero la dinámica de flujo de inversiones hacia la seguridad, podría terminar por fortalecer a la economía estadounidense y al dólar (y de rebote al peso).
Dicho sea de paso, el presidente Xi Jinping cometería el error más grave de su gobierno si interviene en Hong Kong, que hasta la fecha es un oasis de libertad, propiedad privada y mercado abierto dentro de la propia soberanía china. Si pierde ese símbolo de competitividad y capitalismo, China se habría disparado en el pie y retrasaría quizá décadas su ascenso a la cúspide del liderazgo económico mundial, al que aspira en este siglo.
México, gracias al aún vigente TLCAN -con o sin el nuevo T-MEC, podría ser el principal beneficiario de la continuación de los ataques de la “guerra comercial” (y ahora también política) contra China.
Si la hipótesis de este artículo es correcta, 2020 será un año de crecimiento en Estados Unidos -no exento de volatilidad en los mercados financieros-, lo que será el terreno propicio para la reelección de Trump y de paso, para medio recomponer el crecimiento de México.
Nuestra economía, con una base de comparación baja por el nulo crecimiento de 2019, podría parecer que tiene un impulso económico que, le aseguro, será vendido por el gobierno de AMLO como una evidencia clara de recuperación y de que sus políticas económicas populistas dan los resultados esperados. Nada estará más lejos de la verdad.
El rebote de 2020 será la última gran oportunidad para prepararnos para una severa crisis mexicana, que no es cuestión de si sucederá o no, sino sólo de cuándo.
La aprobación del Presupuesto de Egresos 2020 no dejó lugar a dudas: la supuesta asuteridad de la (mal llamada) 4T es una falacia. En números agregados la burocracia sigue creciendo, lo mismo que el gasto total y en particular, el (comprador de votos) gasto corriente.
Los caprichos presidenciales de Santa Lucía, Dos Bocas, el “salvamento” de Pemex y el Tren Maya sigue en marcha, por lo que sólo es cuestión de tiempo para que la degradación de la nota crediticia de México lo lleve al grado de “basura”, con todas las consecuencias que ello traerá: depreciación cambiaria, más inflación, tasas de interés más elevadas, menor atracción de inversión, crisis y recesión.
Se va 2019. Bienvenido 2020 con la oportunidad que brindará para aquellos que se sepan prepar con buenas decisiones de inversión. Le recomiendo siga de cerca este reporte.