Hay una relación entre cuidar la vida y cuidar el dinero porque el dinero está implícito en todo lo que realizamos.
Cuando contemplamos todas las áreas de nuestra vida: el autocuidado, la formación, la alimentación, las relaciones, la profesión, la pareja, la familia... Es importante alinear el apartado del dinero y las finanzas con todos los demás.
Si cuidas tu alimentación, quieres formarte, ofrecer un bienestar a tu familia, tienes que invertir tu dinero en ello.
Vivimos en una sociedad que no nos habla de educación financiera cuando en realidad es muy importante y necesaria. Desde aproximadamente los 3 años de edad, el dinero forma parte de nuestra vida. Cuando abrimos el grifo gastamos dinero, igual que con la luz, la comida o la ropa, por ello es tan importante aprender hábitos financieros que nos ayuden, conocer qué es el gasto y el consumo responsable, aprender qué se puede hacer con el dinero y comprender que la inversión no es sólo para elitistas.
Nos han enseñado que el dinero es algo frío y que aunar el cuidado de la vida con las finanzas no está bien visto y no es para todos. Pero esta es una creencia limitante.
El dinero es un aliado, es una herramienta más que elegimos destinar al área de la vida que para nosotros es importante. Somos nosotros quienes tenemos que decirle a dónde tiene que ir antes de que llegue. Y esto lo hacemos a través de un presupuesto.
Cuando vas un paso por delante del dinero te vas quitando la carga emocional y entiendes el juego del dinero. Entonces tu relación con él se transforma en un baile, una danza.
Si buscas solo el dinero, no te traerá la felicidad. El dinero llega a tu vida por vibración. Si estás conectad@ y vibrando en abundancia y prosperidad, ahí es cuando la vida te trae un regalo, una idea, un proyecto..., todo lo que te llega estará alineado con esa vibración.
Para el que cree, todo es posible.
Recuerda que siempre puedes pedir ayuda, siempre hay alguien que te puede acompañar y que también puedes inspirarte en historias y en personas que ya lo han conseguido. Las historias de éxito están llenas de fracasos. Tras el fracaso 100, te levantas una vez más y ahí está el éxito.
Cuando quieras tirar la toalla te queda un soplido para llegar a donde quieras. Recuerda... para el que cree, todo es posible.