Ya se publicaron las cifras preliminares para el PIB de Estados Unidos y México. El PIB de Estados Unidos vino flojo, muy flojo, más de lo esperado, mientras que el de México vino firme, muy firme, por encima de lo previsto.
En Estados Unidos, la expansión de la economía en el primer trimestre apenas fue de una tasa anualizada de 0.7%. Ese ritmo de crecimiento fue inferior a lo previsto por el consenso (+1.0%) y es la cifra más baja en tres años, desde el primer trimestre de 2014, cuando el PIB se contrajo un 1.2%. La cifra de 0.7% contrasta con una expansión de 2.1% en el cuarto trimestre del año pasado y de 3.5% en el tercero.
La causa de la sustancial desaceleración en el crecimiento de Estados Unidos está en el consumo privado, el gran bastión de la economía estadounidense y cuyo peso en el PIB es de un 70%. Pues bien, en el primer trimestre del año, el gasto de consumo privado apenas aumentó un 0.3%, la tasa de crecimiento más baja para un trimestre desde la recesión de 2009. De este modo, el consumo privado sólo aportó 0.23 puntos porcentuales (pp) al crecimiento comparado con 2.4 pp en el cuarto trimestre.
El consumo privado se vio mellado por dos factores durante el inicio de 2017: uno, el repunte inflacionario, lo que erosionó el gasto de consumo en términos reales, que es como se computa en el PIB; y dos, por un invierno muy templado, lo que redujo el gasto de consumo en calefacción.
Sin embargo, es de prever que el bache del primer trimestre del año sea pasajero. Las bases que sostienen al consumo en Estados Unidos siguen siendo sólidas: el empleo crece a un buen ritmo, los salarios e ingresos de los trabajadores empiezan a mejorar, la confianza del consumidor se ha fortalecido y las bolsas han trepado favoreciendo el llamado “efecto riqueza”. Y aún falta por ver qué pasa con el prometido recorte de impuestos.
Por tanto, es de esperar que tras este flojo trimestre la economía mejore en el resto del año. Pero cuidado: esta cifra pondrá muy difícil la meta del gobierno de Trump de acelerar el crecimiento económico a una tasa de entre 3% y 4%. Posiblemente el PIB se mantenga con una tasa de expansión cercana al 2%, la misma tendencia observada en los últimos años.
Donde mejor se percibe el optimismo de los agentes económicos es en la inversión. La inversión fija bruta apenas aumentó un 4.3% comparado con 9.4% en el trimestre previo, pero esa desaceleración se debió a los inventarios: la liquidación de stocks restó 0.93 pp al crecimiento del PIB, cuando en el cuarto trimestre del año pasado incorporó 1.01 pp. Sin embargo, la inversión fija sí reveló una sustancial mejora.
La inversión fija aumentó un 10.4%, comparado con 2.9% en el cuarto trimestre y 0.1% en el tercero. Esa aceleración de la inversión, que ha permanecido estancada en los últimos trimestres, sí refleja unas mejores expectativas de los empresarios, y se vio sustentada tanto en la inversión no residencial (fábricas, malls, maquinaria, etc) como residencial.
La inversión no residencial aumentó un 9.4% tras una tasa de apenas 0.9% en el cuarto trimestre. La inversión en estructuras como fábricas, centros comerciales u oficinas se diparó un 22.1% tras una contracción de 1.9% en el trimestre previo, mientras que la inversión en maquinaria y equipos se incrementó un 9.1% tras un crecimiento de apenas 1.9% en el cuarto trimestre. En lo que se refiere a la inversión no residencial, su ritmo de expansión se aceleró a 13.7% tras aumentar un 9.6% en el trimestre previo.
Por tanto, la debilidad del consumo privado se vio de algún modo contrarrestado por la vitalidad que de pronto ha adquirido la inversión fija. El resto de componentes se comportaron de manera prácticamente neutral: el sector externo aportó 0.07 pp al crecimiento. Es poco, sin embargo fue una mejora si tenemos en cuenta que en el cuarto trimestre restó 1.82 pp en el cuarto trimestre.
En lo que se refiere al gasto de gobierno, en el primer trimestre del año se redujo un 1.7% tras una moderada expansión de 0.2% en el trimestre anterior.
Por tanto, el PIB del primer trimestre en Estados Unidos fue en lo general decepcionante. Sin embargo, viendo el detalle, es de esperar que la actividad durante el segundo trimestre: por un lado, el consumo privado retomará la tendencia observada en trimestres anteriores; y por el otro, se verá acompañado por un mayor dinamismo de la inversión privada. Sin embargo, dudamos que el crecimiento económico, pese al optimismo que ha insuflado la llegada de Trump a la Casa Blanca, sea espectacular.
Y mientras Estados Unidos renqueó en el primer trimestre, la economía mexicana salió bastante ilesa. La tasa anual de crecimiento sobre la serie original fue de 2.7%, por encima de lo esperado por el consenso. Además, supone una aceleración en el ritmo de crecimiento frente a la tasa de 2.4% del cuarto trimestre del año pasado y de 2.1% del tercero. Por tanto, pese a Trump y sus amenazas, pese al “gasolinazo”, pese al repunte de la inflación, pese a las subidas de tasas, la economía mexicana no sólo aguantó el tipo sino que mejoró su desempeño. La tasa de 2.7% del primer trimestre es la más poderosa desde el tercer trimestre de 2015 y podría implicar revisiones al alza para el PIB de todo el 2017.
Esa fortaleza está cimentada en el sector servicios, que se expandió a un ritmo de 3.7% comparado con una tasa de 3.4% en el cuarto trimestre. La expansión del sector servicios fue la más elevada desde el cuarto trimestre de 2015. Por tanto, el consumo doméstico de México hizo que la economía consolidara el ritmo de crecimiento que se ha observado en los últimos trimestres. También colaboró el sector primario, que aumentó a una tasa de 6.9%, una tasa muy similar a la registrada en el cuarto trimestre del año pasado (6.4%) y en el tercero (6.8%). Finalmente, el sector secundario, el industrial, permanece estancado, con un magro crecimiento de 0.2%, si bien mejora marginalmente la lectura del trimestre anterior (0.0%).
Si vemos las tasas de crecimiento en su serie ajustada por estacionalidad, el PIB de México aumentó un 0.6% en el primer trimestre del año, por encima de lo estimado (+0.5%). El sector terciario creció un 1.0%, las actividades primarias un 0.7% y las actividades secundarias registraron una lectura de 0.0%. Si anualizamos la tasa de 0.6% trimestral, tenemos que el PIB de México creció a una tasa anualizada de 2.4%, muy por encima de la tasa de crecimiento anualizada de Estados Unidos de 0.7%. Parece que al final la llegada de Trump le sentó mejor a México que a Estados Unidos.