En agosto el stock de préstamos privados creció $ 48.000 millones. El BCRA mantiene su estrategia contractiva por temor a un desborde en los precios. Pero la “inflación núcleo” no le da tregua. La entidad sigue interviniendo en las Lebac “secundarias”. La explosión de los préstamos privados puede conspirar con los objetivos a mediano plazo.
El proceso de desinflación sigue su curso, pero no al ritmo deseado por el Banco Central. Por tal motivo, el BCRA intensificó en las últimas semanas su sesgo contractivo ajustando la curva de las tasas de interés de las Lebac a favor de las de largo plazo. En línea, ayer se conocieron las expectativas del mercado, (vía el REM) las que muestran que el mercado espera ahora mayores tasas de inflación para los próximos dos años. El accionar del BCRA en las últimas jornadas interviniendo en el mercado secundario de Lebac, confirma la intuición de los operadores. En la letra más corta llevó la tasa a niveles de 28% anual mientras que la más larga en torno del 27,4%. Sin embargo, las expectativas inflacionarias del REM de agosto dan un pronóstico de 22% anual para diciembre 2017 y del 17,2% para los próximos doce meses (15,7% para diciembre 2018) y 12% para los próximos veinticuatro meses. Algo no parece estar muy bien alineado. Ni que hablar respecto de las metas del BCRA de 8/12% para 2018 y 3.5/6.5% para 2019.
Pero lo cierto es que por un lado el BCRA, que reconoce que la inflación núcleo aún no se ha “encolumnado” en el sendero deseado y permanece en niveles altos como para consolidar el proceso de desinflación hacia una tasa anual de un dígito, a la vez convalida una verdadera explosión del crédito al sector privado. Si bien no hay evidencia empírica que corrobore el impacto inflacionario de un boom crediticio, no puede soslayarse que al ritmo casi desconocido con que crecen los préstamos privados debe haber algún efecto no sólo en el nivel de actividad sino también en algunos precios. Ocurre que el comportamiento del crédito privado es un buen proxy del nivel de actividad, a pesar de que en la economía argentina el porcentaje de crédito sobre PBI es muy bajo respecto de la región y del mundo. Pero la inflación núcleo está evidenciando que ante la ausencia de tarifazos sigue el aumento generalizado de precios como señal inflacionaria. O sea, no hay ajuste en los precios regulados y sin embargo la inflación no cede de 1,5%, según los privados.
El boom crediticio sigue a toda máquina. Los préstamos al sector privado, tanto en pesos como en dólares, están creciendo al 47% interanual. En un contexto de recuperación y no de expansión plena de la frontera de posibilidades de producción, o sea crecimiento real del Producto, esta bonanza crediticia está golpeando en las listas de precios de algunos sectores. Basta con mencionar que los préstamos en pesos están creciendo al 37% interanual. Pero hay líneas como prendarios que lo están haciendo al 67,3%, o el caso del boom de los personales a un ritmo interanual del 56% o los hipotecarios por encima del 51%. A octubre se llega con un buen nivel de actividad y mejoras en el consumo pero con algún costo en términos de inflación. Y eso parece estar tratando de mitigar el BCRA postergando el inicio del recorte de tasas para después de las elecciones. Incluso para los más puristas el BCRA debería haber subido aún más las tasas. Este doble juego de contracción y crédito explosivo deberá compensarse, en algún momento.