El último mes, nuestro país ha experimentado olas de calor derivadas del cambio climático en nuestro planeta, rompiendo récords de años anteriores con temperaturas de 40 a 45 grados en al menos 10 estados y temperaturas de 35 a 40 grados en 13 estados incluyendo la Ciudad de México. Aún más preocupante, 6 estados rebasaron temperaturas superiores a 45 grados. Estas olas han provocado al momento 36 muertes.
Además de los evidentes riesgos a la salud, otros factores se vuelven relevantes ante esta crisis de calor y entre ellos están, los incendios forestales, la falta de disponibilidad de alimentos, agua y el aumento en la mala calidad en el aire en los ecosistemas y biodiversidad.
Tomando conciencia de las repercusiones que ya se están viendo de todo el daño que le hemos hecho a nuestra tierra y país, esto es un inicio de lo que viviremos sin un cambio positivo inmediato al calentamiento global.
En el sector económico también hay consecuencias como los recientes apagones que se dieron las semanas pasadas afectando a plantas en su producción con pérdidas grandes de dinero, dado esto, la demanda de energía eléctrica ha superado el suministro por la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Sin duda toda la contaminación y los gases que se han emitido sobre todo por grandes empresas (estas deberían tener una responsabilidad en buscar energías verdes o sustentables ya que tienen un fuerte impacto diario en la contaminación dañando la capa de ozono mediante la emisión de gases de efecto invernadero) están empezando a reventar con las consecuencias, siendo estas cada vez mayores y con afectaciones más graves en la sociedad y otros sectores.
Hace unos días, durante el Seminario de los Avances de Investigación (SAVI) 2024, organizado por la UNAM, se señaló que las proyecciones de crecimiento económico para México son poco alentadoras, considerando los diferentes escenarios climáticos hasta el año 2100. Se refirió también que el impacto del deterioro ambiental se manifestará con mayor intensidad en algunos estados debido a la heterogeneidad entre regiones, la vulnerabilidad de la población y los niveles de inversión y empleo en cada entidad.
Con el ejemplo de los apagones, el calentamiento global también tiene impactos negativos en los sectores industrial, comercial y de servicios, aunque en estos casos las consecuencias de los sucesos extremos operan de manera diferente, toda vez que las principales repercusiones tienen que ver con la productividad laboral.
Incluso se dio a conocer que, cuando se registra un aumento en la temperatura del 1%, la reducción en el crecimiento económico nacional se puede ubicar entre -0.77 y -1.76%, que significa que para el año 2100 la variación de la temperatura podría incidir en la reducción del PIB per cápita del país.
De acuerdo con estimaciones de los impactos del cambio climático en sectores y riesgos específicos, el cambio climático puede reducir drásticamente la capacidad de producción agrícola en México y con ello imponer costos socioeconómicos considerables a las generaciones presentes y futuras. Para cultivos como maíz, caña de azúcar, sorgo, trigo, arroz y soya, un escenario de inacción implica reducciones en rendimientos entre 5%y 20% en las próximas dos décadas y de hasta 80% a finales del siglo para algunos cultivos y estados.
A nivel nacional, el valor presente de los costos del cambio climático en este siglo en maíz, caña de azúcar, sorgo, trigo, arroz y soya representan 37 mil 934 millones de dólares.
Otro riesgo es el de las inundaciones, las cuales incrementarán durante este siglo debido al incremento esperado en exposición y al aumento en el nivel del mar provocado por el cambio climático. Actualmente, el daño anual esperado por inundaciones costeras es cercano a 130 millones de dólares y para el 2080 se proyectan impactos económicos entre 2 mil y 20 mil millones de dólares anuales.
A nivel mundial y gracias a un reciente estudio elaborado por el Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático de Alemania, reveló que los daños causados por el cambio climático a la agricultura, infraestructura, productividad y salud costarán unos 38 billones de dólares anuales de aquí al 2050, reduciendo en 17% el PIB mundial a mediados de siglo.
Con base a información estadística de la Organización de las Naciones Unidas, se espera que la población se incremente en alrededor de 4 mil millones de personas para el final del siglo, que significará una demanda alta de alimentos que actualmente no existe, además de que, según el último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, se prevé que la temperatura se incremente entre 1 y hasta 6 grados centígrados en los próximos 30 años.
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