El lunes parecía que el mundo había legado a un “momento lehman”. Un momento en el que las bolsas anticipan rápidamente un escenario de crisis y, como en una auto-profecía, lo materializan.
El S&P 500 cayó 3.9% en ese día, y al pánico asaltó a todos los medios de comunicación. Pero la correduría de BMO Capital mantuvo la calma ¿porqué?
Los mercados están bull desde hace 6 años, pero de acuerdo con la compañía, el bull market puede prolongarse hasta 15 o 20 años, tal cual sucedió en la segunda guerra mundial.
Así que contrario a lo que todos supusimos el lunes por la noche, BMO continua pensando que estamos a mitad de un gran bull de largo plazo.
Ahora dentro de este bull-market, único en su tipo, existen correcciones y crashes que permiten momentáneamente la entrada de nuevos participantes en el mercado antes de retomar la senda alcista, pero en estricto es un “pullback” que es muy común dentro de los grandes bulls que se extienden tanto como éste que vivimos. De hecho, son necesarios estos escarmientos para que el mercado pueda volver a subir.
De acuerdo con su análisis, sólo ha habido un “bull market” comparado al de estos años, y es precisamente el que aconteció una vez terminada la segunda guerra mundial.
Lo extrañamente curioso, como se observa en el gráfico anterior, es que a los 5 años del gran rally de aquellos años existió una gran sacudida el 19 de octubre de 1987, cunado el mercado cayó, en tan sólo un día, hasta un 22%.
A partir de ahí el mercado prolongó otros 5 años el bull-market, lo que BMO denomina como un “secular bull”.
Frente a eso, la sacudida del lunes parece realmente ligera y momentánea, expresada como un proceso de debilidad que inclusive es saludable para el mercado en el largo plazo.
“La sacudida es el momento de oportunidad” parece concluir BMO con la sesión del lunes, y hoy, el mercado ha sido fiel creyente, premiando siempre al que sabiendo esperar puede contener toda angustia.