Después de un poco más de cuatro años, finalmente el treasury a 10 años, el título financiero más líquido del mundo, y el indicador por excelencia de las tendencias de las tasas de interés a largo plazo, cruzó la barrera de rendimiento del 3%.
En este momento los mercados financieros se debaten en explicar porque las tasas de interés están subiendo en EE.UU. Una de las posibles versiones se asocia a un resurgimiento de la inflación causado por la subida del precio de materias primas como el petróleo.
La segunda explicación se atribuye el crecimiento de la economía estadounidense, el cual mantiene cierto grado de robustez, a pesar de las amenazas de guerras arancelarias o los brotes de tensiones políticas en el Medio Oriente.
Luego de casi una década de tasas reducidas, por la fuerte inyección de liquidez de la Reserva Federal, se empiezan a dar las condiciones para que suba el costo del dinero.
¿De qué orden de magnitud puede ser esa subida de tasas?, los especialistas esperan movimientos graduales y de baja magnitud, por lo que un treasury a 10 años a niveles ligeramente superiores al 3%, se vuelve muy atractivo para aquellos inversionistas que perciben la economía mundial de la próxima década, como el llamado mundo de Ricitos de Oro.
Los lectores recordarán que la protagonista del cuento, no quería ni una silla muy alta ni una muy baja; ni una cama muy dura ni una cama muy blanda; ni un tazón de avena muy frio ni uno muy caliente. En términos económicos, el mundo de Ricitos de Oro pronostica niveles de inflación similares a los actuales, y una tasa de crecimiento anual de las economías de EE.UU. y la Eurozona entre el 2% y 2,5% en el mejor de los casos.
La visión Ricitos de Oro, esta reforzada por el envejecimiento de la población de países con altas tasas de ahorro personales como son Alemania, China y Japón. Mientras el papel alemán soberano a 10 años se mantenga en niveles de rendimiento del orden del 0,6%, no es de extrañar que continúen fluyendo recursos a EE.UU. buscando los 245 puntos básicos de rendimiento en exceso que ofrece el mercado estadounidense sobre el alemán.
En el mundo de Ricitos de Oro, la estrategia de mantener portafolios de inversión de baja duración se hace cada vez más costosas, porque la pérdida de retorno colocando fondos a más corto plazos no será compensada por la renovación de títulos a tasas sustancialmente más altas en el mediano plazo.
El problema del mundo de Ricitos de Oro es que obliga a los inversionistas a incursionar en instrumentos de inversión más peligros para ganar un puñado de puntos básicos de retornos adicionales. El incremento de riesgo viene asociado a la compra de títulos menos líquidos o la incursión en estrategias más sofisticadas que involucra el uso de instrumentos derivados cotizados a precios muy altos y transados en mercados secundarios que no son del todo transparente.
Antes de decretar el advenimiento del Mundo de Ricitos de Oro, es necesario ver si los retornos de los treasuries son capaces de mantenerse en los niveles actuales en los próximos meses y si la evolución de la inflación no nos depara una sorpresa desagradable. Por cierto, en dicho mundo una muy modesta subida del mercado accionario es posible, a falta de mejores opciones.