Hoy por la mañana el presidente López Obrador reveló el anuncio de política monetaria del Banco de México, el cual estaba programado para las 13 horas. El Banco de México es autónomo desde el 1 de abril de 1994 y tiene como objetivo primordial mantener el poder adquisitivo de la moneda bajo un esquema de baja inflación. En 2001 Banco de México adoptó el régimen de objetivos de inflación y en 2003 estableció una meta del 3% con un margen de error de más, menos un punto porcentual de error. Para mantener la inflación baja y estable el Banco de México instauró en el 2008 como objetivo operacional a la tasa de interés, la cual desde ese año ha alcanzado un nivel máximo histórico de 8.25% y se encuentra actualmente, tras el anuncio de Banco de México, en un nivel de 6.5%.
El Banco de México, al ser autónomo, tiene su propia Ley, que en el artículo 45 establece: “Quienes asisten a las sesiones deberán guardar confidencialidad respecto a los asuntos que se traten en ellas, salvo autorización expresa de la Junta de Gobierno para hacer alguna comunicación”. Esto implica que alguien pudo haber incumplido la ley al avisar al presidente de la decisión. Es probable que bajo esta y otras administraciones los presidentes hayan conocido la decisión de Banco de México antes que se publicara. Sin embargo, es la primera vez que alguien anuncia anticipadamente lo que compete a Banco de México.
A pesar de la inédita situación el mercado financiero no reaccionó más allá de la sorpresa, pues no hubo cambios en portafolios de inversión que fueran visibles y que se manifestaran en pérdidas para el peso mexicano o para el mercado de capitales.
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Pareciera que es el mundo al revés: el peso se aprecia de manera significativa y el IPC alcanzó un nuevo máximo histórico, en medio de una guerra, de una pandemia y con el presidente revelando información de una institución autónoma del gobierno. Sin embargo, los movimientos tienen lógica financiera.
Tanto el IPC como el peso están reaccionando a la expectativa de que la tasa subirá agresivamente este año, por la alta inflación. Los swaps, en su tasa implícita revelan una expectativa de tasa de 9% para el cierre de este año. Esto implica que la tasa de interés podría subir 250 puntos base del nivel actual y alcanzar un nuevo máximo histórico.
En el caso del peso el mayor diferencial de tasas entre México y Estados Unidos atrae capitales, que representan una mayor oferta de dólares. Con esto, el precio del dólar en México baja. Además, el peso se ha beneficiado por la entrada de dólares por exportaciones y remesas.
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En el caso del mercado de capitales, el precio de las acciones sube por una mayor demanda, ante un efecto sustitución, pues el precio de los bonos ha caído por el alza en las tasas de interés. A nadie le gusta perder, por lo que los inversionistas se mueven de bonos hacia los capitales. Además, hay emisoras que se han visto beneficiadas por el alza en los precios de las materias primas.
Pero no hay que perder de vista que, aunque la filtración no tuviera un efecto visible sobre los mercados, mermaría la confianza sobre México si llegara a repetirse, pues uno de los pilares de la confianza es precisamente la autonomía del banco central.
Además, señales de interferencia en la política monetaria o de pérdida de autonomía del banco central son negativos en el largo plazo, pudiendo inclusive mermar las expectativas de inflación, lo que dificultaría a la Junta de Gobierno su trabajo para combatir la alta inflación.