El resurgimiento de un flagelo que asusta a los inversores podría estar presente de aquí en adelante. Es momento de tomar consciencia y ver qué hacer para proteger tu cartera de inversiones.
Hablar de inflación en nuestro país no sorprende a nadie. Desde 2008 en adelante, sinceramente, nos hemos ido acostumbrando a convivir con este flagelo.
Pero si hacemos alusión a este fenómeno a nivel global, la sorpresa es grande entre casi todo el universo inversor. Durante muchos años, más precisamente desde 2008, hemos vivido con inflación muy baja y hasta casi deflación en gran parte del mundo desarrollado.
No han importado ni las tipos de interés mega-deprimidos ni la exagerada expansión monetaria por parte de todos los bancos centrales del mundo. La inflación no ha reaccionado y eso ha dado vía libre a los inversores a correr riesgos desmedidos en sus estrategias de inversión.
Sin embargo, algo está cambiando en la principal economía del mundo: Estados Unidos.
Dejemos de lado, por un instante, la elección de Donald Trump como presidente. Analicemos qué ha estado pasando en el último tiempo con la inflación en el país más importante del mundo.
Desde principios de 2015, la inflación "core" o núcleo, que no contempla la variación en los precios de los alimentos y la energía por ser estacionales y volátiles, ha estado creciendo de manera ininterrumpida.
De niveles de 1,5% anual se ha instalado por encima del 2% anual en los últimos meses de 2016, lo que sugiere que está por encima del 2% anual que tiene como meta la Reserva Federal de Estados Unidos.
Una parte de esta mayor inflación está vinculada con la mejora del mercado laboral en Estados Unidos, donde el desempleo ha caído significativamente y el coste salarial ha crecido este octubre a su mayor nivel de los últimos cinco años.
Si bien es cierto que estamos lejos de una espiral inflacionaria, estos elementos eran suficientes para justificar una subida de los tipos de interés el 14 de diciembre por parte de la Fed.
Sin embargo, la victoria de Donald Trump el pasado martes ha dejado al descubierto un posible nuevo escenario para el futuro…
La inflación se ha puesto de moda
Durante los días posteriores a la elección de Donald Trump el mercado de acciones no se comportó de manera uniforme. Mientras que las acciones "tradicionales" vinculadas con la industria de antaño subían, las mayores tecnológicas del mundo cayeron.
Este es el juego de las expectativas en función de las políticas económicas esperadas a ser aplicadas por el presidente recientemente electo.
Pero donde sí ha habido uniformidad en la mayoría de los inversores es que los próximos años serán de una inflación más alta, al menos en Estados Unidos.
¿A qué se debe esto…?
Trump ha manifestado el deseo de impulsar un gran programa de infraestructura y obra pública en la principal economía del mundo como motor principal de crecimiento. Esto es una clásica política de corte "keynesiano" pero con una salvedad: simultáneamente impulsa una medida de corte liberal como es la reducción de impuestos.
Mayor gasto público y menor recaudación impositiva (al menos en el corto plazo) lleva irremediablemente a un déficit fiscal más alto. Y el mismo será financiado por emisión de deuda.
Esta política es claramente inflacionaria, por lo que las tasas de aumento del coste de vida en torno al 2% anual podrían pronto quedar atrás.
Los pasos a seguir…
Viviremos en un mundo desarrollado, en una primera instancia en Estados Unidos, con una inflación más elevada. Lejos de tener un escenario de hiperinflación creo que definitivamente esto puede ser un cambio de paradigma respecto a lo que ha ocurrido en los últimos ocho años.
El mercado ya lo anticipó, sobre todo en lo que respecta a las alzas de tipos de interés.
El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidenses a 10 años de plazo ha pasado de 1,80% a 2,25% en una subida. Los tipos comenzarán, gradualmente, a subir.
¿Cómo sacar provecho…?
1. Invertir en bonos ajustados por la inflación estadounidense. Esos bonos en Estados Unidos se denominan TIPS: Treasury inflation-protected securities. Hay ETF que invierten en este tipo de bonos, siendo el más líquido y relevante el TIP (iShares TIPS Bond ETF).
2. Priorizar bonos cortos sobre los de largo plazo, privilegiando bonos a tipo variable antes que fijo.
3. Invertir en compañías con capacidad de operar favorablemente en contextos de alta inflación y tipos de interés. Ejemplo: Bancos o sector financiero en USA.
Hace dos años hablábamos de la amenaza de la deflación. Ahora, la situación inversa parece la más probable. Así de dinámico está el mundo de las inversiones. Así de flexible debes ser tú como inversor.