Lo que la Administración Trump hizo público el pasado 26 de abril es lo que en inglés se denomina un blueprint, una propuesta o ante proyecto, en este caso de reforma al régimen impositivo aplicable a personas naturales y jurídicas en los EE.UU..
El elemento más atractivo de la reforma impositiva es la reducción de la tasa aplicable a corporaciones de 35% a 15%. Pero tal reducción no solo está destinada a beneficiar a los entes corporativos tradicionales sino también a una enorme variedad de estructuras propietarias que incluye firmas personales, fondos de cobertura y fideicomisos inmobiliarios entre otros.
La propuesta Trump aunque muy escueta en detalles abre tres frentes de discusión, que serán explorados a la saciedad en los próximos meses. Estos son: La neutralidad presupuestaria del ajuste, el potencial beneficio de la rebaja de impuestos y efectos del cambio de régimen en las dinámicas comerciales de sectores altamente expuestos a endeudamiento.
En un mundo ideal, esta reforma se haría tratando de que se afectase lo menos posible el volumen de ingresos del gobierno federal, lo que se conoce como neutralidad presupuestaria, por lo que lo que deja de cobrarse a los contribuyentes debe ser recaudado de otra manera. Por ejemplo, eliminando deducciones impositivas hoy vigente como es el caso de la deducibilidad de intereses pagados por las corporaciones, o por personas naturales cuando contratan préstamos hipotecarios. Así mismo, se podrían crear impuestos sustitutos, como sería el impuesto a las importaciones.
Muchas serán las medidas de presión de las partes afectadas por la aplicación del principio de neutralidad presupuestaria. La Administración Trump podría renunciar a dicha neutralidad buscando llenar el hueco creado con endeudamiento del gobierno central, y en este caso debería estar dispuesta a pelearse con el ala más conservadora del partido republicano.
Sobre el potencial beneficio de la rebaja de impuestos, la evidencia empírica recabada en otros países desarrollados, muestra que en el mediano plazo los recursos liberados por la rebaja impositiva, se redireccionan a actividades productivas que aumentan la base imponible. Pero, tal comportamiento podría no replicarse en EE.UU., si los beneficiarios de la rebaja no ven obvias oportunidades de inversión, en ese caso los recursos probablemente irán a la recompra de acciones y al pago de dividendos extraordinarios. La ley podría inclusive crear para profesionales de libre ejercicio la posibilidad de pagar menos impuestos sin que esto les motive a trabajar más, lo cual obviamente no es el espíritu de la legislación.
Hay actividades que se ven altamente influenciada por la deducibilidad de los intereses en el cálculo del ingreso gravable, entre ellas destacan las reestructuraciones corporativas y aquellas donde las empresas se endeudan a corto plazo, a tasas más bajas, para comprar títulos valores o activos productivos con el objeto de mantenerlos a largo plazo. Beneficiándose no sólo del diferencial de retornos entre el activo y el costo de la fuente de financiamiento, sino también del ahorro impositivo creado por la deducción de intereses. Muchas estrategias de fondos de cobertura y vehículos de inversión inmobiliaria funcionan bajo este tipo de modelo de negocios.
En las próximas semanas debería haber un importante incremento de la volatilidad en todos aquellos sectores donde el apalancamiento financiero es relevante. Un buen entendimiento de los impactos de la ley abre la posibilidad de comprar acciones y bonos de empresas castigadas por el nerviosismo.