En las últimas sesiones, el aumento de contagios de COVID-19 en nuestro país, por la propagación de la variante Delta del coronavirus, ha sido uno de los principales catalizadores para las cotizaciones de los activos relacionados con el peso y el sentimiento por riesgo, pues se incrementó el nerviosismo de los inversionistas por una posible reimposición de medidas de confinamiento. En consecuencia, se reavivaron las preocupaciones sobre el crecimiento económico en 2021, que seguirá dependiendo de la evolución de la pandemia. Por lo tanto, los inversionistas están disminuyendo sus apuestas sobre el peso y este no ha logrado aprovechar las presiones sobre el Banco de México para continuar incrementando la tasa de interés y el carry trade este año, como lo hizo al cierre de junio.
En respuesta, la volatilidad implícita (VI) del par USD/MXN de una semana se incrementó más del 10.7%, respecto al cierre previo, al inicio de la semana ante un repunte en la aversión al riesgo que causó una fuerte depreciación entre los pares emergentes. Además, se incrementó la cautela después de que en nuestro país se reportaron más de 16 mil infecciones en un solo día, que representa su mayor en más de 5 meses. Por lo que la VI se ha incrementado a lo largo de los nodos de tiempo y se mantiene por encima del 11.0%. Aunque, en el corto plazo ha mejorado el apetito por riesgo, el mercado sigue a la espera de la próxima reunión del FOMC para conocer más señales sobre la política acomodaticia de la FED, que se espera podría mantenerse por más tiempo ante el repunte de contagios en EE. UU.
