Hay algunos instrumentos que tienden a pasar desapercibidos bajo el radar en su mayor parte. Los inversionistas y los traders suelen estar demasiado centrados en las acciones, las divisas o, cada vez más, las criptomonedas, como para dedicar un pensamiento a las materias primas mundanas. Hasta que empiezan a dispararse de precio, claro, pero para entonces suele ser demasiado tarde para beneficiarse. Y esto es exactamente lo que ocurrió en agosto de 2022 con el gas natural.
En medio de la incertidumbre geopolítica en Europa, el gráfico de Futuros de Gas Natural (BME:NTGY) TTF holandés ganó cerca de un 1.000 % en comparación con su nivel de diciembre de 2020, hasta alcanzar una vertiginosa cota de 290,05 euros por MWh a finales de agosto de 2022. Luego, como el GLP estadounidense fue el objetivo para compensar el déficit de suministro, el Henry Hub registró un máximo de USD 8,81 poco después. No obstante, y una vez que el pánico inicial desapareció, los precios del gas volvieron a calmase en niveles previos a la pandemia en apenas seis meses.
Pero ahora que los precios han aumentado más del 50 % solo en la primera mitad del año, y dado que no parece que este crecimiento vaya a frenarse, bien podríamos estar a las puertas de un nuevo ciclo alcista. Los inversores más astutos ya han observado la tendencia que se está formando, y esperan que este sea el inicio de un momento histórico. Y puede que tengan razón. Sigue leyendo para saber cuáles son los factores clave que determinarán la trayectoria del gas natural durante el resto del año y transcurrido este, y veamos de qué forma afectarán estos a los precios a medio plazo.
Demanda creciente
Al igual que ocurre con cualquier producto básico, el equilibrio entre la oferta y la demanda de gas siempre será un gran motor detrás de su cotización. Según las últimas estimaciones del Informe Anual de la AIE sobre la Seguridad Mundial del Gas, la demanda mundial de gas natural aumentará más de un 2,5 % en 2024, y se espera un crecimiento similar en 2025. Si bien en Europa y Estados Unidos se está promoviendo el uso de fuentes de energía más ecológicas, la demanda industrial de gas natural sigue siendo enorme en el Viejo Continente. Por su parte, la mayor parte del crecimiento proyectado de la demanda descansa en las economías en rápido crecimiento de Asia, a medida que la rivalidad por hacerse con el gas transportado por vía marítima se intensifica entre las potencias de Oriente y Occidente.
Muchas de las reservas que se acumularon en 2022 y principios de 2023 se están agotando gradualmente, lo que plantea la necesidad de aumentar el suministro. Según Keisuke Sadamori, director de seguridad y mercados energéticos de la IEA, "el crecimiento de la demanda mundial de gas al que estamos asistiendo este año y el próximo refleja la recuperación paulatina de una crisis energética en todo el planeta que afectó duramente a los mercados". Cuando los precios se elevaron hasta esos desmesurados máximos en 2022, el gas pasó a ser inviable para muchas empresas, lo que provocó un descenso de la producción. Ahora que su cotización se sitúa en niveles más razonables de USD 2,51 (a 10/10), lo normal es que la demanda se incremente. No obstante, con el paso del tiempo esto dará lugar a precios más elevados si la oferta no puede seguirle el paso a la demanda.
Tensiones en aumento
En la actualidad, una de los mayores amenazas para el suministro es el deterioro de la situación geopolítica. El mercado es plenamente consciente de los riesgos asociados a la interrupción del suministro a través de Ucrania, toda vez que el contrato actualmente en vigor dejará de estarlo a finales de 2024. Si este escenario se cumple, será necesario aumentar las importaciones de gas natural licuado a Europa en 2025, lo que pondrá en jaque el equilibrio de gas a nivel mundial. Sin embargo, es importante destacar en este punto que la escalada del conflicto en Oriente Medio podría seguir complicando el suministro de gas natural por múltiples razones: además de la amenaza inmediata de ataques aéreos a instalaciones y varios tipos de plantas, existe una elevada probabilidad de que los buques de GNL no logren transitar de manera segura por el Mar Rojo y el Estrecho de Ormuz.
El efecto de las dilatadas dificultades existentes tanto en los dos cuellos de botella ya mencionados como en el Canal de Panamá ha sido moderado hasta el momento, si bien esto podría cambiar en cualquier momento de darse una importante escalada, especialmente a tenor de la creciente demanda. La situación podría tornarse menos precaria en la segunda mitad de 2025, cuando se espera que el crecimiento del suministro de gas natural licuado se eleve hasta un 6 % una vez que varios proyectos de GNL entren en activo. Aun así, el riesgo persistirá hasta que esto suceda. El grupo de trabajo de la IEA sobre el seguimiento del mercado de gas y combustibles limpios y el suministro y seguridad sigue intentando incentivar el suministro promoviendo mecanismos de reserva voluntarios y a través de la puesta en práctica de una plataforma de intercambio de datos para estados miembros. Dicho esto, es aún demasiado pronto para saber si con ellos será posible hacer frente a un posible evento de cisne negro.