El vocero de la mayoría republicana en el Congreso y la Casa Blanca llegaron a un acuerdo para subir el techo de la deuda, el cual pasó sin mayor drama por ambas cámaras del congreso. Este nuevo acuerdo traería cerca de 136.000 millones de dólares en ahorros para los Estados Unidos, lo cual suena como mucho, pero realmente es una reducción modesta en el gasto. Buena parte de ese ahorro viene por la reducción de 30 mil millones de dólares al presupuesto especial que había sido aprobado por parte de la administración Biden en meses previos para el servicio de rentas internas, o IRS por sus siglas en ingles. Este presupuesto ahora será 50 mil millones de dólares, y en su mayoría se espera se use para contratar más agentes y analistas de impuestos para mejorar el servicio, y tratar de reducir el número de personas con ingresos elevados que evaden impuestos. Esta parte de la ley es tomada como una victoria para los republicanos que buscaban bloquear el poder del IRS para investigar y penalizar a las personas. Otra victoria para los republicanos fue el aumento de los requerimientos de trabajo para algunos beneficios sociales como subsidio de alimentación, que ahora se subió a 54 años vs 49 años anteiormente, por lo que las personas que requieren algunos beneficios deberán justificar estar trabajando hasta edades más elevadas.
Los demócratas también sacaron algunas victorias. En este acuerdo no se toca la decisión de perdonar hasta 20 mil dólares de deudas estudiantiles federales, que igual se encuentra en stand by mientras la Corte Suprema decide si es legal o no esta medida. Lo que sí lograron los republicanos es que no se pueda extender la moratoria de pago, por lo que todos los deudores deberán reactivar sus pagos el próximo trimestre. Otros planes que se mantienen sus cambios son los beneficios fiscales por transición a energías renovables en autos y paneles eléctricos.
En general, un acuerdo que no cambia demasiado en la economía, y ambos partido venderán como una victoria, pero lo más importante es que se evitó un default del gobierno, lo cual hubiera sido desastroso para la economía global.