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Octavo aniversario de este mercado "bull"

Publicado 09.03.2017, 03:04 p.m
Actualizado 09.07.2023, 04:32 a.m

Pensaban que estaba muerto, pero sólo estaba de parranda. Pensaban que este mercado “bull” o alcista estaba muerto porque hacía tiempo que no se le veía. Hasta hace poco, todo era quietud en el parqué de Nueva York. Las bolsas apenas se movían, como si estuvieran inertes o hubieran entrado en coma. Apenas lograban mover un dedo, o pestañear. Todo era muy aburrido. No había rastro del espíritu “bull” de antaño, ése que se inició el 9 de marzo de 2009, cuando la economía estadounidense apenas estaba saliendo de la “Gran Recesión” e iniciaba un rally alcista que todavía hoy perdura. Parecía que los “bulls” ya lo habían dado todo y habían expirado, que sólo eran ya un espectro. Pero no, los “bulls” no estaban muertos. Fue ganar Trump y la parranda que se armó fue monumental. La borrachera de ganancias ha sido apoteósica desde su victoria, con grandes brincos y récords en las bolsas. Y el mercado “bull” celebra ya su octavo año en plena forma, como si todavía tuviera cuerda para más. ¡Brindemos!.

Hasta la victoria de Trump, Wall Street parecía en estado vegetal. Desde el inicio de 2016 hasta el día de las elecciones, el S&P’s 500 tenía problemas para desperezarse. En esos once meses sólo había avanzado un 4.7%. Pues bien, fue ganar Trump y llegó el festín: en los siguientes cuatro meses ha trepado un 10.7%. Más espectacular es el caso del Dow Jones, el índice de las “blue chips”, de los valores seguros: pasó de un moderado incremento de 5.2% a otro de 14.1%.

Otro síntoma de que el mercado “bull” estaba desfalleciendo es que, en esos ocho años que empezó el 9 de marzo de 2009, sólo en uno ha tropezado. Justo en el penúltimo, en el 2016, cuando el S&P’s 500 se contrajo un 4.3%. Además, había sufrido dos descalabros importantes en los últimos tiempos: uno en el verano de 2015, y otro al inicio de 2016. Entre el derrumbe del precio del petróleo, los problemas de China y las devaluaciones del yuan, y las amenazas de alzas de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), parecía que los enemigos de los “bulls”, los “bears” o inversionistas bajistas, estaban tomando Wall Street. Pese a los sobresaltos, en ninguno de ellos el mercado entró en territorio “bear” (caída de más de 20% respecto al reciente máximo), por lo que dichas correcciones nunca llegaron a quebrar el rally “bull”.

Cuando más vulnerable parecía el mercado, la situación cambió de forma radical en los últimos cuatro meses. El petróleo ha rebotado tras el recorte anunciado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) al final del año pasado en connivencia con Rusia; China ha logrado estabilizar a su economía, la cual creció más de lo previsto en 2016, y ha domeñado la volatilidad del renmimbi; y Trump ha provocado una oleada de optimismo por un programa que aún no está definido ni está claro que vaya a ser aprobado por el Congreso, pero que es procíclico y se fundamenta en recorte de impuestos, mayor gasto en infraestructura y defensa, y desregulación en sectores clave de la economía como el financiero o el energético. Esas políticas han provocado tal euforia en Wall Street que 3 billones de dólares han entrado a la bolsa y ni las amenazas de subidas de tasas por parte de la Fed parece inquietarlos: si hace poco la mera insinuación de un posible incremento de tasas era motivo para que las bolsas globales se tambalearan, hoy lo están digiriendo como si nada.

Por tanto, este mercado “bull” no sólo se ha prolongado un año más hasta cumplir su octavo año, sino que su aniversario coincide con una nueva etapa de esplendor hasta el punto de que el primero de marzo terminaban los tres índices en nuevos récords históricos y con el Dow Jones por encima de otra cifra redonda, de esas que tanto gusta a los inversionistas: los 21,000 pts.

Así, este mercado “bull” ya es el segundo más largo de la historia. Se ha expandido por 2,919 días, y sólo lo supera el colosal rally de la burbuja tecnológica de los años noventa, que se prolongó durante 4,494 días. El resto de mercados “bull” ya quedan atrás. En lo que se refiere al rendimiento ya ocupa el tercer lugar, sólo superado por el rally del boom tecnológico, cuando el S&P’s 500 se disparó un 582%, y el de la posguerra, cuando ganó un 267%.

Su auge y duración está explicado, en buena medida, por las bajas tasas de interés que han prevalecido en casi todo el mundo y el aumento de los beneficios corporativos a expensas, en buena medida, de unos bajos salarios, lo que ha permitido desplazar renta de los trabajadores a las élites propietarias del capital. Por sectores, el que más ha brillado durante esta epopeya bursátil es el de consumo discrecional, con un 448%. Entre las bajas tasas de interés, los recortes de impuestos de la era Obama para escapar de la “Gran Recesión”, la creación de empleo y el “efecto riqueza” provocado por el propio rally bursátil, el consumo privado ha sido el más beneficiado. Es normal: el gasto de consumo es el componente de mayor peso en el PIB y para escapar de la “Gran Recesión” y reactivar a la economía se buscó propiciar las condiciones más favorables para que el estadounidense de a pie regresara a los “malls” y volviera a consumir. Si el gasto privado resurgía terminaría por propulsar al resto de la economía.

El segundo sector más boyante es el financiero (+392%), necesario para que el crédito volviera a fluir y se reactivara el consumo y la inversión, un sector muy castigado durante la crisis y que tuvo que ser rescatado, seguido de las tecnológicas (3.48%). De entre los once sectores del S&P’s 500, el de peor desempeño fue el energético. No fue así en un principio, pero fue víctima de su propio éxito: el colapso de los precios del crudo desde mediados de 2014 como resultado de la sobreabundancia petrolera que detonaron las técnicas de “fracking” melló el rendimiento de las acciones del sector.

En todo este tiempo, y dentro del S&P’s 500, destacan las ganancias de empresas destinadas a viajes de turismo o negocios. Es el caso de Wyndham Worldwide (+3,189%), una empresa que vende franquicias de hoteles de lujo, o Expedia (NASDAQ:EXPE) (+2,101%), famosa por vender viajes en línea. También algunas financieras como Fifth Third Bancorp (NASDAQ:FITB) (+2,414%), Huntington Bancshares (+1,538%) o Discover Financial (+1,514%), una emisora de tarjetas de crédito, y empresas de contenidos de medios como CBS (+2,178%) y Tegna (+1,723%). Dentro del Dow Jones, la mejor acción ha sido Apple (NASDAQ:AAPL) (+1,071%), seguida de UnitedHealth (NYSE:UNH) Group (+845%), una de consumo, Home Depot (NYSE:HD) (706%), y dos financieras ligadas al consumo: American Express (NYSE:AXP) (+644%) y Visa (NYSE:V) (+615%).

¿Hay para más? Wall Street, sin duda está caro, pero claro que puede seguir subiendo. A eso se le llama “burbuja”. El múltiplo del S&P’s 500, de 21.8 veces sobre las utilidades de los últimos doce meses, está muy alto para los patrones históricos. Sin embargo, está por debajo de lo observado en otras etapas de auge, sobre todo comparado con finales de los noventa. Eso sí, para que el mercado “bull” continúe a por su noveno cumpleaños, es preciso que el Congreso de Estados Unidos materialice las promesas de Trump. Hasta ahora hay muchos anuncios, pero nada en concreto. El Congreso tendrá que moverse rápido y con agilidad, y con los republicanos encontrando rápidos consensos pese a una agenda que en muchos aspectos contradice su ortodoxia tradicional. De momento, hoy la parranda continuará, con ocho velitas flameando en la cima del pastel.

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