El oro ha roto la barrera de los 3.000 dólares por onza, marcando un antes y un después en tiempos de incertidumbre global. Durante los últimos 14 meses, este metal se ha consolidado como el refugio seguro por excelencia, atrayendo a inversores que buscan estabilidad en medio de la volatilidad y las tensiones geopolíticas. En un mundo lleno de riesgos económicos y políticos, este nuevo récord simboliza el cambio en la mentalidad de los mercados, que ahora priorizan activos tangibles y resilientes. Este hito no solo reafirma el valor del oro en momentos difíciles, sino que también indica que, en la búsqueda de seguridad, los inversores están dispuestos a apostar por lo comprobado.
El precio del oro ha alcanzado un máximo histórico de 3004 dólares por onza, estableciendo una estructura alcista que actúa como resistencia a largo plazo. Esta zona es clave, ya que se espera que el precio retroceda hacia los 2952 dólares; si ese soporte se rompe, el siguiente objetivo sería 2881 dólares. Por otro lado, si el precio logra superar la resistencia de 3004 dólares, el camino se abre hacia niveles superiores, con un objetivo inicial de 3200 dólares. Este comportamiento técnico es fundamental para determinar la dirección futura del oro en un entorno de incertidumbre económica.