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Por qué Deutsche Bank no será el próximo Lehman Brothers

Publicado 03.10.2016, 06:42 p.m
Actualizado 09.07.2023, 04:32 a.m

Deutsche Bank (DE:DBKGn), el mayor banco alemán, está enfrentando graves problemas. Y el banco es tan gigantesco que esos problemas se están propagando al resto de Europa y al mundo. Deutsche Bank es, lo que se dice, un banco global de importancia sistémica, un G-SIB por sus siglas en inglés, un banco “demasiado grande para caer”. Un banco que, como Lehman Brothers, en caso de hundirse podría detonar una reacción en cadena, un “efecto dominó”, que hiciera que los bancos cayeran unos tras otros y se derrumbara todo el sistema financiero, ocasionando un nuevo cataclismo global. Por eso las autoridades tendrán, probablemente, que hacer algo, ayudarla en algún momento de ser necesario. Si algo se aprendió de la crisis es que la historia de Lehman no se puede volver a repetir. No es la mejor solución, pero es la mejor de entre las peores.

Deutsche Bank está impregnado de los problemas que atosigan, en general, a toda la banca del mundo y, más en particular, a la europea. En primer lugar, posee una cartera crediticia problemática, muy expuesta al riesgo. No sólo herencia de la crisis de la hipotecas “subprime” o de alto riesgo, sino porque Deutsche Bank es una de las instituciones que más financiamiento ha otorgado a bancos en dificultades como los italianos Banca Monte dei Paschi di Siena (MI:BMPS) y Banco Popolare (MI:BAPO), o los griegos National Bank of Greece y Hellenic Postbank.

La depreciación de sus activos han hecho que el banco esté débilmente capitalizado, además de depender excesivamente del endeudamiento para financiar sus operaciones. Los activos totales del banco se elevan a 1.85 billones de euros, en tanto su capital básico, el de las acciones ordinarias y las utilidades retenidas, apenas es de 56,000 millones de euros (mde). Eso significa un ratio de apalancamiento de 3%: de cada 100 euros en activos, 3 los cubre con capital propio. Ése es el mínimo que exige Basilea III, por tanto está en la mera raya. Si los activos los ponderamos por el riesgo, el ratio de capital se eleva a niveles cercanos al 11%. Ese nivel es el más bajo entre los bancos sistémicos europeos, y en caso de recesión, podría reducirse a niveles críticos, según el último test de resistencia.

En segundo lugar, las tasas negativas en Alemania se estás comiendo su rentabilidad y, en tercero, la aplicación de Basilea III, en un momento delicado para el banco, le exige mejores estándares de capital, liquidez y apalancamiento, lo que implica un mayor esfuerzo para la entidad.

A todo eso hay que unir que el banco parece haber metido las manos en todos los asuntos turbios de los mercados: fue investigado por la manipulación de la Libor, asunto por el que recibió una multa récord de 2,500 mdd. Pero además está siendo escrutada por la salida de 10,000 millones de dólares (mdd) de Rusia en operaciones de blanqueo y financiamiento del crimen, por haber violado embargos económicos a Irán y Siria, por contribuir al ocultamiento de las pérdidas de Monte de Paschi di Siena, etc. La puntilla a todo esto se la dio el Departamento de Justicia de Estados Unidos el pasado 16 de septiembre. El banco engañó a los clientes sobre la calidad de sus bonos subprime con garantía hipotecaria que creó y vendió durante la burbuja inmobiliaria que condujo a la crisis de 2008, por lo que se le impuso una multa de 14,000 mdd.

La colosal sanción es otro golpe para las utilidades de Deutsche Bank, y despertó más dudas sobre su capacidad tanto para absorber pérdidas adicionales (en el 2015 el banco registró una pérdida récord de 6,800 mde) como para pagar la abultada multa. Todo eso provocó que, desde entonces, las cotizaciones se hayan hecho pedazos. El banco había provisionado 5,500 mde para cubrir los costos de los litigios para este año, pero la multa del Departamento de Justicia, que se había estimado días antes en 3,500 mdd, superó las expectativas.

En medio de los recelos y dudas que genera el banco y las sospechas de que debe ser recapitalizado, la canciller alemana Angela Merkel y su ministro de finanzas, Wolfgang Schaeuble, se mostraron renuentes a otorgar algún tipo de ayuda al banco alemán. Esa postura es coherente con su posición de no permitir la recapitalización de la banca italiana con dinero público. Sin embargo, no creemos que esté midiendo bien los peligros de esa política. Al menos en un principio su rechazo a ayudar a Deutsche Bank no hizo sino agravar la situación.

Sin el respaldo del gobierno alemán, los inversionistas pusieron inmediatamente a prueba la resistencia del banco. Diez fondos de inversión libre, o “hedge funds”, que son clientes de Deutsche Bank y lo utilizan para liquidar sus operaciones con derivados, empezaron a retirar efectivo deshaciendo posiciones en sus contratos de futuros y opciones, lo que alarmó más a los inversionistas, que lo interpretaron como los primeros indicios de una corrida bancaria.

Ante la pasividad europea y la degradación de la situación en los mercados, el rescate provino del propio Departamento de Justicia de Estados Unidos. La misma institución que apuntilló al banco fue corriendo a proveerle de oxígeno: aunque la información aún no está confirmada, al parecer la multa se rebajó de 14,000 mdd a 5,400 mdd. La noticia provocó un gran alivio en los mercados durante la sesión del viernes, aunque falta por ver qué tanto dura.

La situación de Deutsche Bank no es aún como la de Lehman. Ni dejarán que lo sea. Mejor es no hacer experimentos: lo sensato es detener cuanto antes el deterioro de Deutsche Bank o se puede ir de las manos. Los inversionistas se preguntan si es un problema de liquidez o de solvencia, si basta con que el BCE provea dinero fresco para que el banco cumpla con sus obligaciones de corto plazo o si precisa una inyección de capital para mejorar su estructura y modelo de negocio. En este último caso, puede vender algunos de sus negocios no estratégicos, como la aseguradora británica Abbey Life; o puede tratar de buscar capital en el mercado, algo difícil de conseguir en medio de una crisis de confianza. Pero si no logra fortalecer su músculo a niveles suficientes, no quedará de otra que sea el gobierno alemán el que acuda al rescate, un plan de contingencia que pese a lo declarado, posiblemente ya estén armando ante el descalabro del banco.

En lo que llevamos de año, Deutsche Bank se ha desplomado casi un 49% y la semana pasada cotizaba en nuevos mínimos históricos. Es con mucho la peor acción del Dax de Fráncfort seguido del otro gran banco germano, Commerzbank (DE:CBKG) (-40.0%). Las bonos convertibles en acciones en caso de insuficiencia de capital (CoCos) de Deutsche Bank han caído un 18%, y los seguros contra el riesgo de impago (CDS) se han trepado, sobre todo el de un año, que ya es más caro que el de cinco años. Entre tanto, los inversionistas apuestan masivamente con posiciones cortas a que la acción seguirá bajando.

El riesgo es que las dificultades de Deutsche Bank se trasladen al mercado de dinero. Algo se empieza a ver: la demanda de dólares de los bancos europeos al BCE se disparó la semana pasada, aunque no está claro si se debe al problema de Deutsche Bank o a otro tema que puede poner a los bancos a temblar: el 14 de octubre entran en funcionamiento las nuevas reglas sobre los fondos de mercado dinero. Las nuevas reglas limitarán el financiamiento en dólares para los bancos, lo que a su vez puede encarecer los préstamos en divisa estadounidense.

INFOGRAFÍA

La acción de Deutsche Bank, el mayor banco alemán, se ha hecho pedazos y la semana pasada llegó a cotizar en nuevos mínimos históricos, llegando a negociarse por debajo de los 10 dólares en términos intradía. La desconfianza se ha apoderado de los mercados luego de que el Departamento de Justicia de EU impusiera una multa de 14,000 mdd, que pudo recortarse (a falta de confirmación) a 5,400 mdd…

Deutsche Bank, en mínimos históricos

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