Se publicó la estimación del crecimiento de la actividad económica en México para septiembre y octubre, a través del Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) del INEGI. Este dato resulta alentador e importante ya que la economía mexicana había registrado un traspié en los meses de junio, julio y agosto, lo que para algunos planteaba dudas en su proceso de recuperación tras la crisis de la pandemia.
El PIB del tercer trimestre observó una decrecimiento con respecto al segundo trimestre de 2021. Sin embargo, las afectaciones sufridas en el trimestre en algunos casos han disminuido, como lo fue el confinamiento o confianza al sector servicios por el golpe de la tercera ola de contagios por COVID y problemas de escases de insumos (especialmente energéticos) y cuellos de botellas en la logística de entrega que afectaron a la industria también.
Así, parece que tanto en septiembre como en octubre la economía retomó su paso de recuperación, fortaleciendo la estimación de que siga así en los últimos meses del año, lo que alcanzaría para que la economía registre un crecimiento real de 6.0% en todo 2021.
Cabe destacar que el observar que la economía retome su proceso de recuperación económica es buena noticia, pero la velocidad en que lo hace actualmente enfrenta cada vez más dificultades para superar los niveles de meses anteriores, por lo que estimamos pueda alcanzar los niveles previos a la pandemia hasta finales del próximo año, y los niveles a los que debería de estar si no hubiéramos padecido la crisis en quizá hasta tres o cuatro años.
El impulso de la economía norteamericana seguirá beneficiándonos, pero la falta de un plan más agresivo de atracción de inversión extranjera para satisfacer la demanda de una diversificación de insumos provenientes de China, y/o un plan de inversión en innovación y nuevas tecnologías para exponenciar la exportación ante un inminente próximo cambio en las preferencias del consumidor mundial, limita este beneficio a la economía mexicana.
Además, el desarrollo de catalizadores internos, también importantes en las expectativas de la economía, pierde fuerza sin un plan de desarrollo regional y/o confianza y seguridad en la inversión. Sin lo anterior, la economía regresará a los históricos crecimientos bajos.
En varias ocasiones hemos comentado que la reciente alza en la inflación se debe a factores transitorios directamente relacionados con el confinamiento que provocó la pandemia. La rápida reapertura de la economía global por el proceso de vacunación generó disrupciones en las cadenas de valor, tanto en la logística como en la producción de insumos básicos para la producción, lo que se ha traducido en fuertes aumentos en sus precios.
Así, gran parte de la inflación en México es importada. Sin embargo, el hecho de que las disrupciones mencionadas sean más profundas a lo esperado y su arreglo no se vea a la vista, eleva el riesgo de que la presión inflacionaria se generalice en la mayoría de los productos y servicios, vulnerando la endeble recuperación económica y provocando que su disminución sea más difícil de lograr.
Desglosando la inflación por grandes rubros primeramente mostramos la evolución anual de los precios de los productos más volátiles y que su precio generalmente no se relaciona con la salud de la economía, sino más bien domina el precio internacional de estos bienes. A estos productos y servicios los llamamos “bienes y servicios no subyacentes”. Aquí se encuentran los productos y servicios energéticos, las tarifas de servicios del gobierno y los bienes
agropecuarios.
Como podemos observar en los gráficos la fuerte alza en los precios de los agropecuarios se dio en la primera mitad del año, aunque para los productos pecuarios los precios no han parado de subir y se encuentra en niveles no vistos en décadas, esto por problemas de logística y aumentos en los precios internacionales del maíz.
Por otro lado, es evidente que la mayor presión en los precios se ha dado en los bienes y servicios energéticos, que en un momento del año alcanzaron un incremento anual de 27%. El nuevo repunte en la inflación de octubre también ha venido acompañado con un repunte en los precios de energéticos. Esto preocupa pero consideramos que la presión de estos productos será transitoria y podría aminorarse en los próximos meses.
Esto ante la presión de EUA y China a los principales países productores de petróleo (OPEP+) usando sus reservas de petróleo, así como a una presión política a Rusia para que amplíe su oferta de gas en Europa y Asia.
Por lo pronto las expectativas de inflación se han deteriorado significativamente en los últimos tres meses, como se ve en la gráfica de abajo, pero todavía se considera que estamos viviendo los meses de mayor inflación y que irán cediendo en los próximos años.
Las expectativas de la inflación del cierre del próximo año son las que quiere anclar Banxico con las decisiones que ha tomado en sus últimas 3 reuniones de alzas en su tasa de interés de fondeo (a 5.25%), a pesar de que bancos centrales con la FED de EUA no contemplan aumentar su tasa hasta finales del próximo año.