Tal vez la noticia más importante de la semana pasada, y probablemente no tan reseñada, fue la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de eliminar su compromiso explícito de intervenir como comprador en el mercado de bonos corporativos si una ralentización de la economía de la Eurozona así lo requiriese.
Como una nota al margen, recordamos a los lectores que los principales bancos centrales del mundo desarrollado implantaron a partir de esta década la política de informar sobre sus movimientos futuros con anticipación para tratar de reducir incertidumbre en los mercados. Tal estrategia comunicacional se conoce con el nombre de forward guidance. Aunque tales anuncios podrían no concretarse en un futuro, debido cambios en el entorno no predecible al momento de su emisión, se entienden como compromisos serios en la medida de lo posible.
Tal cambio de política fue acompañado con el anuncio de la reducción del programa de compra mensual de bonos, el cual bajará de 80 millardos de euros mensuales, a 60 millardos, y posteriormente a 30 millardos, hasta parar completamente en una fecha tan cercana como septiembre de 2018.
Aunque esta decisión no fue tomada por unanimidad, se basó en el hecho de que la región espera tasas de crecimiento de 2,4%, 1,9% y 1,7% en los años 2018,2019 y 2020, respectivamente.
Las tasas de redescuento, que son fijadas por el BCE, se mantendrán en cero por ciento, por lo menos hasta el 2019. Los miembros del consejo de gobierno del BCE que votaron en contra del cambio de política, mantienen dudas sobre la robustez del crecimiento proyectado. Y aunque la inflación proyectada para el 2018 es del orden del 1,4%, algunos temen que el fantasma de la deflación pudiese aparecer en un escenario de reducción del crecimiento.
Para los miembros de los órganos de gobiernos de los bancos centrales de las mayores economías del mundo, el régimen de bajas tasa de interés vigente desde hace casi una década les genera complicaciones de todo tipo.
El recalentamiento de los precios de los activos financieros, los problemas de capitalización de los fondos de retiro debido a las bajas tasas de la renta fija, son dos ejemplos de tales complicaciones. Si las tasas de interés suben en un contexto de crecimiento económico, el desmantelamiento de los programas de inyección de liquidez vía compra de bonos podría darse con mínimos traumas.
Hay una razón práctica que no puede olvidarse, al momento de analizar el comportamiento de los bancos centrales, y su interés de que las tasas suban, es que si el impacto de las bajas tasas mantenidas por largos periodos no estimula el crecimiento económico:¿qué medidas les quedan a estas instituciones para cumplir su rol de estabilizadores de la economía?.
De momento, los miembros del consejo de gobierno del BCE que apuestan al crecimiento de la Eurozona toman el liderazgo en la fijación de políticas. Y haciendo un paralelo con el mundo de los amores intensos, cuando cambian las circunstancias, hay promesas que ya no pueden ser cumplidas. Se nos rompió el amor de tan usarlo, diría la Sra. Jurado.