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¿Hacia dónde va la economía mexicana?

Publicado 20.02.2017, 02:45 p.m
Actualizado 09.07.2023, 04:32 a.m

¿Hacia dónde va la economía mexicana? Atentos a los datos de esta semana.

La gran incógnita que rodea a la economía mexicana es qué tan fuerte será el impacto sobre la economía real de cuatro fenómenos que dañarán al crecimiento este año: las políticas económicas de Trump, las cuales aún son bastante inciertas; el aumento de la inflación, asociada a la depreciación del peso y el “gasolinazo”; el ciclo de subida de tasas de Banxico, lo que está encareciendo el dinero, limitando la expansión del crédito y debilitando al consumo y la inversión; y las políticas restrictivas del gobierno mexicano con el fin de restablecer la disciplina fiscal y contener el crecimiento de la deuda.

Por todo eso, los inversionistas están muy pendientes de cualquier indicador que nos pueda orientar para dónde va la economía mexicana. Y la pregunta es, directamente, si todos esos elementos adversos que se han conjurado en contra de México terminarán por conducir al país a una recesión o no.

Esta semana se publicarán varios datos importantes que serán escudriñados con mucho cuidado. El primero es el reporte final del PIB para el cuarto trimestre que se publica el miércoles. El INEGI ya publicó el dato preliminar, y no se espera que haya muchos cambios a lo que ya se sabe: uno, que el PIB se expandió un 0.6% en el cuarto trimestre respecto al trimestre previo, en su seria ajustada por estacionalidad; dos, que también aumentó un 2.2% respecto al cuarto trimestre de 2015, en su serie original; y tres, que como resultado de lo anterior, la economía mexicana pudo crecer un 2.3% en todo el 2016.

Ahí no se esperan grandes novedades. Ahora bien, al mismo tiempo que se publica el PIB, contaremos con el IGAE para diciembre, esa especie de PIB mensual que se publica en México. Ese reporte goza de mayor interés, pues nos dirá cómo acabó la economía no en el último trimestre, sino en el último mes, cuando ya se sabía de la victoria de Trump. Ese dato, por tanto, capta mejor el impacto provocado por su triunfo.

Para ser consistente con el 2.2% anual del PIB, el IGAE debería crecer en torno a una tasa de 1.7% anual. El dato significará una sustancial desaceleración respecto a la tasa de 3.7% observada en noviembre. En su interior, el sector industrial se contraerá un 0.6% luego de aumentar un 1.3% en noviembre y el sector servicios podría frenarse a un 2.5% comparado con 4.5% en el mes previo. Por tanto, nos tememos que habrá indicios de que en diciembre la economía mexicana ya reflejó los recelos que generó el triunfo de Trump. Esas señales serán más evidentes en la serie ajustada estacionalmente: el IGAE podría contraerse un 0.3% en diciembre respecto a noviembre, cuando aumentó un 0.2%. De ser así, sería la primera caída en la actividad económica desde abril, cuando se contrajo un 0.9%.

Además, el viernes se publicarán las ventas minoristas para diciembre. El dato será de nuevo importante al referirse al gasto de consumo en México, el rubro que de momento sostiene a la economía a flote. Y también aquí habrá indicios de debilidad: el consenso prevé que la tasa anual de los ingresos por suministro de bienes y servicios de bienes comerciales se enfríe de 11.2% a 9.0%. Y respecto a noviembre estiman que el crecimiento, en su seria ajustada por estacionalidad, sea de un magro 0.3% tras aumentar un 1.0% en el mes previo. Nosotros aquí volvemos a ser más pesimistas, y nos tememos que tendremos otra cifra negativa, en torno a -0.5%.

Por tanto, se mire por donde se mire, todo parece indicar que la economía mexicana sí padeció el impacto del triunfo de Trump y terminó el 2016 con muy poco ímpetu. Desafortunadamente, todos estos indicadores duros nos hablan todavía de cómo acabó el año 2016. Eso parece, en estos días de la segunda mitad de febrero, un pasado muy distante teniendo en cuenta todas las cosas que han pasado en este inicio de año, sobre todo tras el tumultuoso inicio de la administración de Trump.

Lo malo es que las cosas parecen haber empeorado aún más en enero. No, no hay muchos datos duros, pero sí encuestas. Ahí están los indicadores referentes a la confianza del consumidor y del empresariado. La depreciación del peso, el aumento de la inflación, los disturbios y protestas, las señales de debilitamiento económico y la incertidumbre trumpiana los tiene desanimados. El indicador de confianza del consumidor no sólo registró su derrumbe mensual más grande de la historia (-17.3% mensual) sino que además se ubicó en un mínimo histórico. La confianza empresarial, por otro lado, se redujo a 40.3, el nivel más bajo desde que empezó al serie en el 2011.

También contamos con las cifras del IMEF, un equivalente al ISM estadounidense. En estos reportes, una lectura por debajo de 50 significa una contracción en la actividad respecto al mes previo. Pues bien, no sólo los índices del IMEF manufacturero y no manufacturero se ubicaron en enero por debajo de 50, lo que indican recesión, sino que todos sus subcomponentes se sitúan por debajo de 50. Y no es cosas de un mes: en el caso del IMEF manufacturero, el índice general ya encadena tres meses consecutivos por debajo de 50, y en el no manufacturero estamos ya en cuatro meses.

El IMEF no manufacturero, que representa al sector servicios y que representa más de un 60% de la economía, tuvo una lectura en enero de 47.1, un mínimo desde mediados de 2009, en plena Gran Recesión. Las caídas en la actividad fueron especialmente severas en los subcomponentes de nuevos pedidos (42.9) y producción (44.3).

Todavía habrá más información relevante durante esta semana. Uno de los factores que está minando la confianza de los mexicanos, es la inflación, que se disparó durante el mes de enero. Esta semana tendremos los datos para la primera quincena de febrero, y los inversionistas tratarán de detectar si las presiones de precios provenientes de la depreciación del peso y del gasolinazo se están generalizando y se empiezan a reflejar en otros rubros. Algo así se percibió durante la segunda quincena de enero, por lo que el reporte tendrá bastante chicha. Según el consenso del mercado, la inflación general en la primera quincena de febrero habría aumentado un 0.32%, lo que supondría una aceleración respecto a la tasa de 0.24% durante la segunda quincena de enero. De ser así, la tasa anual repuntaría de 4.66% a 4.70%. Pero los ojos estarán sobre todo depositados en la inflación subyacente, donde se concentran los impactos de “segundo orden”. Aquí, el consenso prevé un incremento de 0.28% comparado con 0.37% en la segunda quincena de enero. Con ese número, la tasa anual se aceleraría de 3.95% a 4.01%. El riesgo es que la inflación subyacente sorprenda, de nuevo, con un alza mayor a la pronosticada por los analistas. El jueves se publicarán las minutas de la última reunión de Banxico, donde las autoridades monetarias nos pueden revelar cuáles son sus mayores preocupaciones y qué rumo pueden seguir las tasas en el corto plazo.

Finalmente, el viernes se publica la balanza por cuenta corriente para el cuarto trimestre. Ese indicador que mide las relaciones económicas entre México y el resto del mundo es el más expuesto al proteccionismo de Trump. La cuenta corriente nos revelará cómo se movieron las exportaciones y las remesas al final del año pasado, y la cuenta financiera si se está viendo alterado el financiamiento del déficit corriente a través de la Inversión Extranjera Directa, la inversión de cartera y las reservas internacionales.

Esta semana será crucial para detectar el rumbo que sigue la economía mexicana. Habrá indicadores sobre la actividad real (PIB, Igae y ventas minoristas), sobre la evolución de los precios y la política monetaria (inflación y minutas de Banxico) y sobre las relaciones económicas externas y el impacto de Trump (balanza de pagos). Por tanto será una semana muy completa, en general, y por el lado de la actividad real, los datos mostrarán un enfriamiento del crecimiento económico al final de 2016 por efecto de Trump. Lo malo es que todos los datos se refieren a diciembre. Para enero, los indicios son aún peores: tal es el caso de los datos de confianza del consumidor y del empresariado, como los del IMEF, que ya aventuran la posibilidad de recesión.

El IMEF aventura la posibilidad de recesión en México

Por el lado de la inflación, los inversionistas escudriñarán el comportamiento de la inflación subyacente, que es donde se recogen los efectos de “segundo ronda”. La expectativa del consenso es que la tasa anual repunte a 4.01% y también ella rebase el techo de 4.0%. El principal temor es que el consenso se quede corto y pueda venir por encima de los pronosticado.

Atentos a la Tasa Anual de la Inflación Subyacente

Finalmente, la balanza de pagos recogerá el impacto del proteccionismo de Trump. El déficit corriente se ha estabilizado en torno al 3.0% del PIB. Veremos, en el cuarto trimestre, cómo se comporta tanto las exportaciones como las remesas, así sobre cómo se está financiando ese déficit a través de la IED, la inversión de cartera o el uso de reservas internacionales.

Déficit Corriente(% PIB)

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