No importa cuánto inviertan las empresas y corporaciones en proezas de ingeniería maravillosas, no importa cuántos cerebros de primer nivel tengas trabajando en un proyecto para empresas serias como United Airlines, siempre existe la posibilidad de que algo salga mal.
Desde submarinos de mil millones de dólares que no terminan siendo capaces de flotar hasta guitarras únicas en su tipo destruidas por error por actores de Hollywood, pueden ocurrir (y ocurren) errores costosos, lo que les cuesta a las empresas entre miles y decenas de miles de millones de dólares. Algunos de estos proyectos podrían haberse salvado fácilmente con un simple correo electrónico, mientras que otros estaban condenados desde el principio.