Por Pedro Fonseca
RÍO DE JANEIRO, 10 jul (Reuters) - Llegar al corazón de los Juegos Olímpicos será un desafío para turistas y aficionados cariocas aunque se complete una ampliación del metro, pero las cosas podrían ser incluso peores si las autoridades deben recurrir a un plan B para aumentar el número de autobuses con destino a las competiciones deportivas.
Además, el coste del viaje en los vehículos destinados a las competiciones es tan caro en relación con los billetes comunes que expertos dicen que el público podría volcarse a utilizar coches particulares, lo que convertiría al tránsito en un infierno.
La conclusión de la Línea 4 del metro, que lleva al área donde se concentra la mayor parte de las instalaciones deportivas, estaba prevista para el 1 de julio, pero problemas técnicos en la obra y falta de recursos retrasaron su apertura al 1 de agosto, apenas cuatro días antes de la inauguración de los Juegos.
Si se inaugura, el metro olímpico igualmente funcionará de forma limitada, tanto en capacidad como horarios, lo que podría dejar al público varado por largos períodos. Además, el subterráneo sólo llegará a la entrada de Barra da Tijuca, a unos 15 kilómetros del Parque Olímpico y un trecho de casi 30 minutos que deberá completarse mediante un corredor de autobuses.
A menos de un mes del inicio de los Juegos, no es posible saber con certeza cuál será el tiempo real del trayecto completo, con o sin metro.
Además, la operación del metro podría no ser totalmente segura, pese a la confianza expresada por las autoridades, ya que se debió reducir el período de pruebas por los atrasos en las obras. Inicialmente, la fase de pruebas era cerca de un año, pero el tiempo fue recortado a apenas dos meses.
Las obras del metro comenzaron en 2010 y tienen un coste estimado de 9.700 millones de reales. En caso de que no se completen, el plan B es sumar líneas de autobuses para hacer la conexión entre la turística zona sur y Barra utilizando tramos selectivos. Eso sumaría minutos al viaje y podría afectar al tránsito de la ciudad.
El Gobierno del estado de Río de Janeiro expresó confianza la semana pasada de que entregará la obra a tiempo, tras la liberación de un crédito por 2.900 millones de reales después de un decreto estadual de catástrofe pública por una crisis financiera.
Si bien persisten las dudas sobre la conclusión a tiempo, unos 6.000 trabajadores se dividen hasta en tres turnos para terminar la ampliación del metro, que alcanzó un 97 por ciento de avance de obra en el llamado trecho olímpico.
Otro problema para llegar al Parque Olímpico sería el coste de 25 reales de la tarjeta olímpica, la única forma de pago para el metro o los autobuses con un uso ilimitado pero solo durante 24 horas. Un pasaje común de metro cuesta 4,10 reales y el del autobús 3,80 reales.
"Las personas de la zona sur, la parte turística, (...) van a tener que tomar el metro, descender, entrar en un autobús e ir al lugar de competencias. Es un viaje lento. No va a resolver nada, toda esa gente acabará yendo en taxi, autobús de turismo o camionetas especializadas", dijo el ingeniero en transporte Marcus Quintella, profesor de la Fundación Getúlio Vargas (FGV). (Reporte adicional de de Rodrigo Viga Gaier y Caio Saad. Editado en español por Patricia Avila)