Por Richard Lough
BUENOS AIRES, 13 nov (Reuters) - El candidato opositor Mauricio Macri, favorito para obtener un triunfo en las elecciones presidenciales argentinas después de haber superado las expectativas en la primera vuelta, muestra la confianza necesaria para defender medidas económicas que le pueden restar el apoyo de algunos votos.
La seguridad 'macrista' contrasta con la estrategia del candidato del partido gobernante Daniel Scioli, que usa una propaganda agresiva contra su rival, mezclada con promesas de último momento, para torcer lo que encuestas pronostican que será un resultado adverso.
Desafiando a esos mismos sondeos, que lo ubicaban a una distancia amplia de Scioli, Macri obtuvo en la primera vuelta un segundo puesto a solo tres puntos porcentuales del candidato del gobernante Frente para la Victoria (FpV).
La diferencia mínima obligó a ambos candidatos a dirimir la presidencia argentina en un balotaje el 22 de noviembre y, en el camino, Macri se ha puesto el traje de favorito.
Macri, el alcalde de centroderecha de la ciudad de Buenos Aires, no oculta su plataforma política, celebrada por el mercado, que dice que generará crecimiento sostenido.
No obstante, sus proyectos lo han expuesto a críticas de Scioli, que lo identifica como un heraldo de las políticas de la década de la década de 1990 que sumieron a la nación en la crisis económica y social más grave de su historia.
"Tenemos que salir del cepo (límite a la compra de divisas)", le dijo esta semana Macri al periodista Jorge Lanata en un programa de televisión, defendiendo una promesa que su rival señala que elevará la inflación e impactará en los bolsillos de los argentinos.
Hace un mes, Macri aparentaba falta de energía y de la fuerza necesaria para pelear por la presidencia, llegando a generar dudas entre cuerpos diplomáticos de si poseía la convicción que sí demostraba Scioli de poder gobernar Argentina.
Tras recorrer el país, el alcalde parece revitalizado y se está librando de su imagen de un político distante e incómodo a la hora de recorrer las calles y hablar con sus habitantes.
Su propuesta de una ruptura con las políticas de centroizquierda de Fernández ha sintonizado con muchos votantes cansados del nacionalismo económico y el estilo belicoso de la presidenta.
Una encuesta de la consultora Management & Fit publicada esta semana daba a Macri con una intención de voto del 51,8 por ciento y a Scioli un 43,6 por ciento. urn:newsml:reuters.com:*:nL1N1311O7
Consultado por posibles modificaciones en la campaña hacia la recta final, una fuente del equipo de Macri señaló que "nada cambia, nuestras políticas de campaña seguirán iguales".
'MIEDO'
Scioli tiene el apoyo de los seguidores de Fernández, que está terminando su segundo mandato presidencial consecutivo.
Sin embargo, la proximidad a la mandataria ahuyenta a votantes hartos de la elevada tasa de inflación, límites a las importaciones y un lento crecimiento económico.
Ahora corriendo desde atrás, Scioli busca demonizar la imagen de Macri, retratándolo como un neoliberal que beneficiará a grandes empresas y ricos en detrimento de las capas más pobres.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires dispara diariamente contra su rival conservador, atacando su promesa de desregular los controles a capitales y advirtiendo de una "megadevaluación" que socavará los salarios y la asistencia social.
"Se va a elegir entre el Estado y lo público o el mercado y lo privado, que dejen abandonados a su suerte a los trabajadores, a los jubilados, a los estudiantes, a los más humildes y a la clase media", le dijo Scioli a votantes de Lugano, un barrio popular de las afueras de la capital argentina.
Asesores de Macri admiten que el peso local caerá cuando se levanten los controles a las compras de divisas, pero también dicen que otras tasas que pagan los argentinos cuando usan su tarjeta de crédito en el exterior o compran dólares en el país ya no existirán.
Scioli, que sostiene que las reformas monetarias deben ser graduales para no afectar a los sectores más pobres, se mofa de la noción de que depende de una 'campaña de miedo' para ganar votos.
"Lo único que da miedo es cuando Macri da a conocer su propuesta", señaló a una radio local, destacando que no permitirá una devaluación drástica.
En uno de los comicios presidenciales más disputados desde la restauración de la democracia en 1983, analistas creen que el mensaje de Scioli apela a sectores menos pudientes.
Mientras tanto, según algunas encuestas, más del 10 por ciento de los votantes siguen indecisos, lo que significa que Scioli podría retomar la ventaja a último momento.
Para ambos candidatos la perspectiva de un triunfo depende de conquistar los más de 5 millones de votos que obtuvo el candidato de centro Sergio Massa, que terminó tercero en el primer escrutinio.
En una mimesis con Massa, Scioli en las últimas semanas incorporó proyectos que ya había propuesto el diputado nacional como aumentar jubilaciones, eliminar impuestos a exportaciones agrícolas y usar las Fuerzas Armadas para combatir el narcotráfico.
En un nuevo 'spot' televisivo, Scioli apela a votantes con la frase "yo sé que algunos están enojados", lo que ha sido ampliamente interpretado como un intento de distanciarse del espectro de Fernández.
Macri en cambio se ha abstenido de intentar seducir a los votantes de Massa, alentado quizás por los gestos que el peronista disidente hizo hacia su candidatura.
"Creo que a veces es subestimar al votante pretender hacer estrategias de cambio muy grandes en tu campaña", dijo Marcos Peña, jefe de campaña de Macri y actual secretario de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Encuestas indican que Scioli no está convenciendo votantes con sus últimas acciones, mientras que el estudio de Management & Fit indicaba que quienes eligieron a Massa tenderían a votar por Macri en el balotaje.
"El discurso del cambio está con Macri", dijo Francisco Resnicoff, especialista de riesgo político en el Grupo Cefeidas.
"Macri hizo un buen trabajo al presentarse como el futuro. Le quitó ese espacio a Scioli", agregó. (Traducido al español por Maximilian Heath; Editado por Javier López de Lérida)