Durante una reciente reunión de ministros de Finanzas del G20, la propuesta brasileña de un impuesto mundial sobre el patrimonio de los superricos para hacer frente a la desigualdad recibió una acogida positiva, aunque altos funcionarios de Europa y EE.UU. reconocieron las dificultades de su aplicación. Brasil, que preside el G20 este año, ha introducido la idea de un impuesto del 2% sobre las fortunas individuales que superen los 1.000 millones de dólares, lo que podría generar hasta 250.000 millones de dólares al año procedentes de unos 3.000 multimillonarios.
Se prevé que el G20 publique hoy una declaración conjunta en apoyo del concepto de fiscalidad progresiva, aunque no respaldará específicamente la propuesta del "impuesto multimillonario". El Comisario europeo de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, reconoció el concepto de fiscalidad progresiva de Brasil como una valiosa contribución, pero también destacó las dificultades para avanzar con un impuesto de este tipo, haciendo hincapié en la necesidad de mejorar el intercambio de información entre países como punto de partida.
La Secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, expresó su apoyo al espíritu de los debates, alineándose con la postura estadounidense sobre la fiscalidad progresiva. Se refirió a las propuestas similares del Presidente Joe Biden, incluido un "impuesto para multimillonarios", al tiempo que señaló la complejidad de coordinar la política fiscal a escala mundial. Yellen declaró que, si bien Estados Unidos está abierto a colaborar con Brasil y a promover estas ideas en el seno del G20, no existe actualmente la intención de alcanzar un acuerdo global sobre una política de este tipo, subrayando la importancia de que cada país garantice que sus sistemas fiscales sean justos y progresivos.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.