Por Anthony Boadle
BRASILIA, 20 abr (Reuters) - La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo el martes que considera que está siendo víctima de un trato injusto debido en parte a que es mujer y que los esfuerzos para que se enfrente a un juicio político están generando odio e intolerancia.
Rousseff, la primera mujer presidenta de la potencia sudamericana, reiteró que no existe base legal para su impugnación por cargos de violar las leyes de presupuesto, a medida que lucha por mantenerse políticamente con vida después de que la Cámara de Diputados votase a favor del juicio político.
La votación del domingo, en un Congreso con abrumadora mayoría masculina, estuvo marcada por peleas, presencia de carteles y gritos, en un tono de debate poco frecuente en ese ámbito. "Chao, querida", gritaron varios diputados al emitir su voto.
Ahora, el proceso ha avanzado al Senado, donde la oposición espera obtener la mayoría simple que necesita para suspender a la mandataria e iniciar finalmente el juicio político, que podría durar seis meses. Si es hallada culpable, Rousseff se convertiría en la primera líder de Brasil en ser impugnada en más de 20 años.
El presidente del Senado, Renan Calheiros, dijo que el lunes se seleccionará un comité de 21 miembros para que informe sobre el caso, lo que podría retrasar el inicio del juicio hasta mediados de mayo.
La crisis ha paralizado a un Gobierno que además se enfrenta a la difícil tarea de reactivar la economía y sacar a la nación de la peor recesión en décadas, en medio de un fuerte brote de virus de Zika que se ha diseminado por el continente y de los turbulentos preparativos para los Juegos Olímpicos de Río 2016.
"Ha habido, mezclado en todo esto, una gran cantidad de prejuicios contra las mujeres", dijo Rousseff en una conferencia de prensa con medios internacionales en Brasilia. "Hay actitudes hacia mí que no habría con un presidente hombre", agregó.
Rousseff está siendo acusada por una maniobra presupuestaria usada antes por muchos responsables electos en Brasil: demorar los pagos a prestamistas estatales con el fin de reducir artificialmente el déficit de presupuesto, para impulsar su campaña hacia la reelección en 2014.
El martes, Rousseff estalló contra sus oponentes políticos al señalar que -a diferencia de ella, que está libre de cargos- muchos de quienes la acusan se enfrentan a acusaciones de corrupción.
Más de la mitad de los legisladores que decidieron la suerte de la mandataria el domingo son investigados por sobornos, fraude o delitos electorales, según un destacado grupo de monitorización en Brasilia llamado Congresso em Foco.
El Partido de los Trabajadores de Rousseff advirtió que no dará tregua a un sucesor de Rousseff, y la mayor federación de trabajadores petroleros de Brasil (FUP) discutirá una paralización y está conversando con otros sindicatos la posibilidad de una huelga general para oponerse a una impugnación de Rousseff. (Reporte de Anthony Boadle; escrito por Stephen Eisenhammer; Editado en español por María Cecilia Mora y Ana Laura Mitidieri)