Aerolíneas como Singapore Airlines, British Airways y Lufthansa (ETR:LHAG) han aumentado sus vuelos sobre Afganistán, una región que habían evitado en gran medida durante los últimos tres años, desde la toma del poder por los talibanes y el consiguiente cese de los servicios de control del tráfico aéreo. Este cambio en los patrones de vuelo se ha visto impulsado por la escalada de tensiones en Oriente Próximo, lo que ha convertido el espacio aéreo afgano en una opción relativamente más segura.
El cambio en el tráfico aéreo comenzó a mediados de abril, en medio de los intercambios de misiles y aviones no tripulados entre Irán e Israel. La situación se intensificó tras los asesinatos de miembros de Hamás y Hezbolá a finales de julio, lo que hizo temer una escalada mayor del conflicto. Como consecuencia, las compañías aéreas han desviado sus vuelos para evitar el espacio aéreo entre Irán e Israel, que ahora consideran más arriesgado que sobrevolar Afganistán.
Según datos de Flightradar24, en la segunda semana de agosto se registraron más de siete veces más vuelos sobre Afganistán que en el mismo periodo del año anterior. Lufthansa Group volvió a utilizar el espacio aéreo afgano desde principios de julio, y otras compañías, como Turkish Airlines, Thai Airways y el grupo Air France-KLM (EPA:AIRF), también han aumentado sus sobrevuelos desde abril.
Sin embargo, los pilotos han expresado su preocupación por sobrevolar zonas de conflicto sin conocer plenamente la situación sobre el terreno. Otjan de Bruin, piloto comercial y responsable de la Asociación Europea de Cabinas de Piloto, hizo hincapié en la confianza en el análisis de riesgos de las aerolíneas, afirmando: "Siempre es suficientemente seguro, hasta que se demuestre lo contrario".
Los cambios normativos han facilitado este cambio, ya que la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) permite desde principios de julio los vuelos a menor altura sobre el corredor de Wakhan, en el noreste de Afganistán. Este corredor es una ruta de Tayikistán a Pakistán. El año anterior, la FAA levantó su prohibición de sobrevolar todo el país, pero ordenó que los aviones se mantuvieran por encima de los 32.000 pies para mitigar los riesgos de las armas tierra-aire.
La aerolínea taiwanesa EVA Air, que empezó a sobrevolar Afganistán a finales de julio, ha declarado que sus decisiones de rutas se basan en la seguridad, la situación internacional y los avisos de vuelo. Sin embargo, al no disponer de servicios de control del tráfico aéreo, los pilotos se coordinan con los aviones cercanos mediante protocolos establecidos por el organismo de aviación de la ONU, la OACI, y la Autoridad de Aviación Civil de Afganistán.
La Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (AESA) también ha publicado un boletín informativo sobre zonas de conflicto, en el que advierte de que los grupos extremistas pueden atentar contra las instalaciones de aviación. El sector mantiene la cautela, recordando el derribo del vuelo MH17 de Malaysian Airlines sobre Ucrania en 2014.
Las aerolíneas están bajo presión financiera para encontrar rutas rentables, especialmente después de perder el acceso a muchas rutas más cortas a través del espacio aéreo ruso desde que comenzó la guerra de Ucrania en 2022 y en el esfuerzo por recuperarse de la pandemia. Con opciones limitadas, el centro de Afganistán ofrece una ruta más directa desde Europa hasta el sur de Asia, lo que puede ahorrar tiempo y combustible, una consideración crítica para las aerolíneas que gestionan la recuperación tras la pandemia y los retos geopolíticos actuales.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.