Las naciones del Golfo están buscando activamente la intervención de Estados Unidos para impedir que Israel lance ataques contra las instalaciones petrolíferas de Irán. Temen que los aliados de Teherán ataquen sus propias infraestructuras petrolíferas en represalia, lo que podría desembocar en un conflicto regional más amplio. Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Qatar han dejado claro que no permitirán que los vuelos israelíes sobrevuelen su espacio aéreo para realizar ataques de este tipo contra Irán.
Esta actividad diplomática sigue al acercamiento de Irán a sus vecinos suníes, instándoles a aprovechar su relación con Washington. Irán ha advertido a Arabia Saudí de que no puede garantizar la seguridad de las instalaciones petrolíferas del reino si Israel recibe ayuda de los Estados del Golfo para llevar a cabo un ataque. Ali Shihabi, analista saudí estrechamente vinculado a la corte real, transmitió la postura de Irán, afirmando que cualquier Estado del Golfo que permitiera el acceso al espacio aéreo israelí sería considerado un acto de guerra.
Esta semana se han celebrado reuniones, incluidas conversaciones entre el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, y el ministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi, centradas en la posible respuesta israelí al reciente ataque con misiles de Irán. La visita del ministro iraní forma parte de un esfuerzo coordinado para gestionar la crisis, que incluye comunicaciones saudí-estadounidenses a nivel del ministerio de Defensa.
La Casa Blanca no ha comentado si los gobiernos del Golfo le han pedido que se asegure de que la respuesta de Israel sea mesurada. Sin embargo, el presidente Joe Biden y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu mantuvieron una llamada positiva el miércoles para hablar de la situación.
Jonathan Panikoff, ex funcionario de los servicios de inteligencia estadounidenses, sugirió que las preocupaciones de los Estados del Golfo serían probablemente un tema importante en las conversaciones con funcionarios israelíes, haciendo hincapié en la necesidad de una respuesta cuidadosamente calibrada por parte de Israel.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudí, tiene capacidad para compensar cualquier interrupción del suministro de petróleo iraní. Sin embargo, si las instalaciones petrolíferas del Golfo también son atacadas, podría plantear un problema importante para el suministro mundial de petróleo. La región sigue recelosa ante posibles ataques iraníes, recordando el ataque de 2019 contra el yacimiento petrolífero de Saudi Aramco (TADAWUL:2222), que Irán negó haber orquestado.
Fuentes del Golfo han indicado que, si bien Israel podría desviar sus ataques a través de Jordania o Irak, el espacio aéreo saudí, emiratí o qatarí está estrictamente fuera de los límites. Los analistas han señalado que Israel tiene otras opciones, como la capacidad de reabastecimiento en pleno vuelo, que permitiría a sus aviones eludir la necesidad de sobrevolar estos países.
Israel aún no ha decidido los detalles de su respuesta, pero el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha prometido un ataque letal y preciso. Los países del Golfo, entre ellos Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait, Omán y Bahréin, están muy interesados en distender la situación para evitar verse atrapados en medio de una posible guerra de misiles.
La preocupación por las implicaciones de un ataque israelí contra la infraestructura petrolera iraní se extiende más allá de la región, pudiendo afectar a los mercados mundiales y a los resultados políticos, como las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos, en las que Kamala Harris se presenta como candidata frente a Donald Trump. Fuentes del Golfo han expresado que un aumento significativo de los precios del petróleo podría afectar negativamente a la economía estadounidense y a las perspectivas electorales de Harris.
A pesar de los avanzados sistemas de defensa antimisiles y Patriot, los Estados del Golfo reconocen el reto que supone proteger todas las instalaciones petrolíferas, haciendo hincapié en un enfoque diplomático para señalar a Irán que no suponen una amenaza. Bernard Haykel, profesor de la Universidad de Princeton, destacó la vulnerabilidad de Riad debido a la proximidad de las fuerzas iraníes.
Reuters colaboró en la elaboración de este artículo.
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