CIUDAD DE MÉXICO, 11 sep (Reuters) - El poderoso seísmo que sacudió a México el jueves cerca de la medianoche causó al menos 91 muertos, dañó miles de viviendas y afectó a más de dos millones de personas en el sur del país, dijeron el domingo las autoridades estatales.
El terremoto de magnitud 8,1 frente a la costa del estado sureño de Chiapas fue más fuerte que el temblor que en 1985 devastó partes de Ciudad de México y causó miles de muertes. Sin embargo, su mayor profundidad y distancia ayudó a salvar a la capital de daños más graves.
El sábado por la noche, las autoridades del estado sureño de Oaxaca confirmaron 71 muertes, la mayor parte de ellas en el pequeño municipio de Juchitán, donde se realizaban múltiples funerales. (Full Story)
El domingo por la noche, un portavoz de Protección Civil de Chiapas dijo que la cifra de fallecidos por el seísmo en el estado había llegado a 16. Otras cuatro muertes se registraron en el vecino estado de Tabasco.
Imágenes de televisión mostraron casas y edificaciones completamente destruidas en poblados de Oaxaca ubicados en la parte más estrecha de México, el istmo de Tehuantepec.
Las réplicas continuaban el domingo, y decenas de personas permanecían en parques y patios al aire libre negándose a entrar a sus viviendas por temor a que se derrumben. Montones de escombros estaban esparcidos por las calles y el nerviosismo era visible en los residentes.
El gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, dijo a periodistas que el seísmo afectó a 41 municipios y probablemente a uno de cada cinco de los 4 millones de habitantes del estado.
"Estamos hablando de más de 800.000 personas que potencialmente lo perdieron todo, y algunas a sus seres queridos", dijo.
Sólo en Juchitán, más de 5.000 viviendas sufrieron graves daños junto con escuelas, un hospital y una iglesia, mientras que el palacio municipal se derrumbó.
En Chiapas el gobernador, Manuel Velasco, dijo que unas 41.000 viviendas sufrieron daños, estimando que cerca de 1,5 millones de personas fueron afectadas.
El presidente Enrique Peña Nieto declaró el viernes tres días de duelo nacional, y se comprometió a reconstruir los pueblos destrozados.
Residentes dijeron en entrevistas a la televisión que la ayuda estaba llegando con cuentagotas, mientras que las autoridades realizaban recorridos por las zonas más golpeadas para cuantificar los daños materiales.