Por Brad Haynes
SAO PAULO, Brasil, 9 mayo (Reuters) - Cuando el expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva y el juez Sergio Moro se vean por primera vez en un tribunal el miércoles, los contrastes y lo que se juegan difícilmente puedan ser mayores.
Uno es el presidente más popular que ha tenido país y el favorito para las elecciones del año que viene -un exdirigente sindical que aún agita a las multitudes con su oratoria ardiente-, y el otro es un profesor de derecho de voz suave y el principal obstáculo para que Lula vuelva a la presidencia.
El legado y el futuro político del primer presidente obrero de Brasil están en juego, porque Lula se enfrenta a uno de cinco casos penales en su contra como parte de la mayor investigación de corrupción en la historia del país.
Lula y sus abogados, que niegan cualquier falta, han convertido su defensa en un ataque contra Moro, argumentando que la trayectoria del juez al frente de la investigación ha socavado su imparcialidad. Los partidarios de Lula viajaban desde todo Brasil a la sureña ciudad de Curitiba para protestar fuera de la corte.
Según encuestas de Datafolha, Moro es uno de los pocos personajes públicos que podrían vencer a Lula en la carrera presidencial de 2018, pero el juez ha negado que vaya a entrar en la política.
El juez de 44 años ha evitado referirse al impacto electoral de sus decisiones y ha desalentado la analogía de él como David y de Lula como Goliat.
La comparecencia de Lula es sólo una más en una investigación de tres años, insiste Moro, quien sigue enseñando derecho penal en una universidad pública mientras encabeza la investigación.
"Estoy un poco preocupado por este clima de confrontación, con estas enormes expectativas por algo que puede ser totalmente banal", dijo el juez en un acto público el lunes, en referencia a la audiencia de esta semana.
(1 dólar = 3,2 reales) (Por Brad Haynes; Editado en español por Javier López de Lérida)