El debilitamiento del mercado laboral sería uno de los dos escenarios en los que la Reserva Federal Estadounidense podría empezar a recortar las tasas de interés en los próximos meses. El último reporte de creación de empleo indicó que en abril pasado se frenó la creación de puestos de trabajo, sumó 175 mil empleos, por debajo de la media de 276 mil del primer trimestre (el consenso era un aumento de 240 mil puestos de trabajo), la tasa de desempleo subió una décima hasta el 3.9% según el Departamento de Estadísticas Laborales; los salarios cayeron ligeramente 0.2%, cuando se esperaba 0.3%. La FED estará atenta si se mantiene una tendencia a la baja en la fortaleza del mercado laboral. A pesar de estos números, para muchos economistas la economía estadounidense sigue siendo saludable.
Estos datos restarían presión a la expectativa de inflación a causa del mercado laboral, ya que el camino hacia una menor inflación continúa siendo accidentado; este indicador es la mayor preocupación para la Reserva Federal y el mayor “dolor de cabeza” para Biden, en parte a este factor, los estadounidenses han criticado su gestión sobre la economía.
La FED mantuvo sin cambios las tasas de interés en su última reunión de política monetaria en un nivel máximo de 23 años (5,25%-5.50%); Jerome Powell considera que falta mayor progreso de la inflación (que ahora oscila entre el 3 y 4%) hacia el objetivo del 2%. A principios de este año los mercados apostaban por el inicio de una baja paulatina de tasas en mayo, y hasta la misma FED indicaba que preveía tres recortes de tipos este año; los niveles de inflación no lo han permitido y estas expectativas de recorte se siguen aplazando. Numerosas empresas se han visto afectadas por los aumentos de costos en su negocio y recortan sus previsiones de beneficios para lo que resta del año.
Una desaceleración del crecimiento económico estadounidense (según los últimos indicadores económicos) podría ser el inicio de retos importantes en los próximos meses, generando ajustes en políticas económicas y respuestas del mercado, sumando las incertidumbres globales.
Estados Unidos registró un crecimiento de 1.6% anual en el primer trimestre del 2024, una marcada desaceleración respecto al 3.4% del último trimestre de 2023, cuando el mercado esperaba un 2.5% para este periodo. El gasto de los consumidores, la inversión fija y el gasto de los gobiernos estatales se desaceleró.
A pesar de los últimos datos económicos, hay escenarios optimistas; la OCDE estima un crecimiento para Estados Unidos en 2024 de 2.6% desde el 2.1% proyectado anteriormente. La primera economía mundial registró una expansión del 2.5% en 2023.
La OCDE advierte que las tensiones geopolíticas en Oriente Medio podrían impactar en los mercados energéticos y financieros, provocando un repunte de la inflación y frenar el crecimiento en el mundo.