El peso mexicano comenzó la semana intercambiándose cerca de los 19 dólares, pero poco a poco ha ido ganando posiciones y a esta hora cotiza en el entorno de los 18,50. Movimientos pequeños y dando muestras de menor volatilidad si lo comparamos con el periodo vivido a mediados de septiembre, cuando la divisa de México se precipitó hacia niveles no vistos desde la crisis del Tequila en 1994-95.
En ese momento, le vimos incluso en los 20 pesos por dólar, afectado por los precios del petróleo, el creciente aumento de la deuda pública y la ampliación del déficit por cuenta corriente. Tampoco ayudaba por aquel entonces los temores a una nueva subida de tipos por parte de la Fed (nuestro barómetro de tipos descuenta una posibilidad mayor de incremento para el día 14 de diciembre), así como las posibilidades, en dicho momento acusadas, de que Donald Trump pudiera convertirse en el próximo presidente de los Estados Unidos.
Los expertos encuestados por FocusEconomics, responsable del análisis sobre el peso mexicano que nos ocupa en estas líneas, cuentan que, desde ese momento, el par ha mostrado una fuerte correlación con la evolución en las encuestas de la candidatura de Trump. Una victoria de Trump tendría el potencial de provocar un descalabro en la estabilidad política y económica de México debido a su fuerte ideología anti-inmigración. El peso sufriría de darse esta situación, aunque la posible llegada de Trump a la Casa Blanca va perdiendo fuerza con el paso de las horas. Las últimas encuestas dan como vencedora a Hillary Clinton -según Univisión, por ejemplo, la candidata demócrata alcanzaría el 48,8% de los votos-, lo que ha servido para relajar tensiones en torno a la divisa.
Afortunadamente, prosigue FocusEconomics, la situación de México es algo dispar de la que vivía el país allá por 1995. La posición financiera es más sólida, apoyada por nuevos anuncios de recortes en el gasto público para proteger el rating de crédito del país y por el reciente aumento en el precio del dinero que realizó Banxico, lo que contribuyó a fortalecer al peso. Sin embargo, la incertidumbre persiste, lo que ha llevado a los reguladores mexicanos a solicitar a los bancos del país que se preparen ante una eventual victoria de Trump en las urnas. Mientras no resolvamos esta incógnita, el peso mantendrá su debilidad.
Esta semana hay algunos datos que podrían influir en el dólar y, por consiguiente, en el peso mexicano. Entre ellos, los pedidos de bienes duraderos de septiembre, las solicitudes de apoyo por desempleo el jueves y la estimación del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos el viernes.
Los expertos encuestados por FocusEconomics esperan que el par termine 2016 en torno a los 17,64. Un nivel que mantendrá también durante gran parte de 2017.