Ya fue la reunión entre el estadounidense Rex Tillerson, secretario de Estado de la administración de Donald Trump, y el ruso Sergei Lavrov, ministro de asuntos exteriores del gobierno de Vladimir Putin. Lejos quedan ahora los días en los que el presidente ruso condecoró a Tillerson, entonces director ejecutivo de Exxon Mobil (NYSE:XOM), con la medalla de la amistad. Tan tensa es la relación que no sólo se reunión el ministro de asuntos exteriores, sino que también luego acudió a una cita en el Kremlin con el presidente Vladimir Putin, algo que oficialmente no estaba programado. Y fue una reunión larga, de dos horas. Eso sí, parece ser que Putin tuvo a Tillerson esperando durante un buen rato.
El problema de Estados Unidos es que no llegó Tillerson a Moscú con una postura definida: el secretario de Estado ayer afirmó, en la reunión del G-7, que no habrá solución en Siria hasta que su presidente, Bachar el Asad, no salga del poder. Por tanto, uno de sus objetivos era deponer a Bachar El Asad, el principal aliado de Moscú en Medio Oriente. Por el contrario, desde Washington, Trump afirmaba que no era su prioridad la salida de Bachar El Asad de la presidencia de Siria. La diferencia de postura, por tanto, es bastante sustancial. Tampoco estaba claro el grado de implicación que Estados Unidos atribuye a Rusia en el ataque químico de la semana pasada.
Por tanto, Rusia pareció desvincularse de cualquier responsabilidad en el ataque químico: la administración pidió que sea investigado dicho ataque y ofreció su apoyo a las Naciones Unidas. Lavrov insinuó que había un intento para romper los esfuerzos de cooperación entre Rusia y Estados Unidos, quienes poseen un interés común: derrotar al Estado Islámico.
En la reunión, también se abordó la situación de Ucrania y de Corea del Norte.
Para el tema de Corea del Norte, Lavrov destacó que tanto Rusia como Estados Unidos están preocupados y que debe buscarse una solución diplomática. Terminó diciendo que esta que ambos países trabajen conjuntamente.
Más agresivo se vio sin embargo Tillerson: aunque señaló que la reunión con Pution había sido “productiva”, afirmó que las relaciones entre ambos países se encontraban en un “punto mínimo” y pese a lo dicho por Lavrov, sentenció que Estados Unidos estaba seguro que el gobierno sirio ejecutó el ataque de gas (Rusia sostiene que fueron los grupos terroristas del Estado Islámico).
Respecto a Siria, dijo que tanto Estados Unidos como Rusia creían en una Siria estable y unificada. Y que está dispuesto a considerar nuevas propuestas. Sobre Corea del norte, que ambos creen que debe ser desmantelado su programa nuclear. Y sobre Ucrania, que su situación es un obstáculo para la normalización de las relaciones.
En general, Tillerson sostuvo que difieren en muchos puntos, pero que tienen que trabajar juntos para evitar que la relación se degrade más, dado que una relación pobre entre ambos países no podía continuar. Por eso, Tillerson dijo que se discutió cómo mejorar los canales de comunicación.
Por tanto, la impresión es que la antigua amistad ahora se encuentra bastante resquebrajada. Tillerson lo dijo claro” en un mínimo”. Lavrov, sin embargo, afirmó que están trabajando para reconstruir la relación y que no hay diferencias que no se puedan superar ni en lo relacionado con Siria ni con lo que tenga que ver con Ucrania.