Durante la última semana de marzo y la primera semana de abril los inversionistas en el mercado accionario estadounidense experimentaron la sensación de haberse montado en una violenta montaña rusa sin siquiera haber comprado un ticket para ello.
En un escenario de tasas de interés crecientes; de un gran cuestionamiento al poder que han acumulado importes disruptores como son Facebook (NASDAQ:FB) y Amazon (NASDAQ:AMZN) y de una aparente sobrevaloración de empresas de alta tecnología, es natural que los inversionistas se formulen dos preguntas que reflejan las angustias del momento: la primera de ellas es sí ¿habrá terminado la tan anunciada corrección del mercado accionario estadounidense? y la segunda es sí ¿existe algunas opciones de inversión que puedan ofrecer flujos de efectivo mientras se clarifica el panorama de inversión en acciones?
Por supuesto, el final de la corrección accionaria es un evento absolutamente impredecible, y si el inversionista tiene un horizonte de inversión de mediano plazo, a estos niveles de precios se pueden conseguir oportunidades interesantes, por supuesto siempre que se esté dispuesto a soportar la volatilidad de precios que no se disipará de la noche a la mañana, ya que al fin y al cabo dicha volatilidad es parte de la naturaleza propia de estos mercados.
Sin embargo, siempre es posible bajar el nivel de riesgo de los portafolios destinando una porción de los mismos a la compra de acciones preferentes.
Como es sabido estos instrumentos ofrecen dividendos muy superiores a los de las acciones comunes porque sus tenedores renuncian a participar con sus votos en las decisiones corporativas. Estas acciones pueden ser rescatadas por las empresas emisoras, a su voluntad, a partir del tercer al quinto año de su emisión, y esto sucede cuando las compañías encuentran la oportunidad de sustituirlas por instrumentos de deuda de menor costo.
Mientras las acciones preferentes se mantienen en circulación, y la empresa emisora mantiene una calificación de riesgo adecuada, que refleja un manejo prudente del negocio, los dueños de las mismas gozan de interesantes flujo de efectivo.
El reto es entonces conseguir empresas emisoras cuyos modelos de negocios sean resilientes en estos tiempos que vivimos. Dos candidatas, naturales son las empresas estadounidenses regionales productoras de electricidad y los grandes bancos del país.
Antes de adquirirlas es importante verificar con los bancos de inversión, el tipo de retenciones impositivas aplicadas a los dividendos pagados, las cuales no son homogéneas, pudiendo fluctuar entre 0%-20%.
Además, cuando son rescatadas, sus tenedores reciben el cien por ciento de su valor facial, que generalmente es del orden de 25 dólares. Aunque tienen atributos similares a los un bono, son acciones, y los dividendos se pagan cuando los emisores consideran que están en capacidad de hacerlo. No generan las ganancias de capital propias de las acciones comunes, pero si son elegidas con tino, generan flujos de caja atractivos en tiempos revueltos.