En Economía no hay fórmulas mágicas. Cuando no se tiene caja porque se gasta más de lo que ingresa, o se gasta menos, o se redobla la presión y/o los esfuerzos para recaudar, o bien se emite deuda (o una combinación de todas las alternativas). Puede haber un componente exógeno proveniente del crecimiento sostenido de la actividad que licúe las necesidades financieras en el tiempo porque la recaudación de impuestos irá en aumento a una velocidad por encima de la tasa de inflación, pero a corto plazo no.
Como la presión fiscal es muy alta y no se le puede pedir mucho más esfuerzo a la población y a las empresas, queda como alternativa bajar los gastos o endeudarse. Y como bajar los gastos en un año electoral es prácticamente una misión imposible por su elevado costo político, nos queda como única alternativa endeudarnos de nuevo. La incorporación de Dujovne en Hacienda para empezar a bajar los gastos (como lo hizo con la eliminación de la devolución parcial del IVA a las tarjetas de débito) es un hecho positivo para aquellos que quieren ver metas de déficit fiscal serias y cumplibles en el tiempo, pero enfrenta la resistencia de una actividad económica aún no estabilizada del todo.
Es así como arranca el año, con una nueva emisión de deuda soberana por 5 mil millones de dólares en los mercados externos (con tramos a 5, 7 y 10 años de plazo). Ante el apetito de inversores por papeles argentinos, se emitirán 2 mil millones de dólares equivalentes más en la plaza local en pesos, que se suma a otro préstamo a 18 meses de los mismos bancos colocadores por 6 mil millones más.
La emisión de deuda argentina se había literalmente paralizado desde el 3 de noviembre pasado por impacto de la elección de Trump y la suba de tasas de la Fed. Genneia dio el puntapié inicial con 400 millones de dólares, a los cuales se le suman los 500 millones de Pampa Energía (BA:PAM). La primera defraudó con una tasa muy elevada, pero la segunda logró no solo estirar a 10 años la colocación sino que bajó su costo de financiamiento a menos del 7.625%, ¡y con una demanda de más de 8 veces lo ofertado! La fecha de licitación y corte de la emisión soberana es el día jueves, y la fecha no es caprichosa sino que se intenta evitar la volatilidad posterior a la asunción de Trump el día viernes.
En esa licitación se intentará cubrir más de la mitad de las necesidades financieras que argentina tiene por delante en los próximos 12 meses, que ascienden a nada menos que 40.350 millones de dólares o 7,2% del PIB. Es una cifra extraordinariamente alta y récord histórico, por segundo año consecutivo, que se financiaría a lo largo de todo el año con 3.850 millones de dólares de organismos financieros internacionales (BM, BID y/o la CAF (MC:CAF)), el mencionado repo con bancos extranjeros, 4.500 millones en Letras del Tesoro en dólares, 5 mil millones adicionales a lo que se emita esta semana en los mercados internacionales, otros 14.000 millones en el mercado local y 2.000 millones con entes públicos y organismos del estado.
El blanqueo sirvió de voto de confianza en la actual gestión y demuestra no solo los avances en el intercambio de información a nivel mundial sino la fe en la política económica y en el nuevo rumbo que tomó la Argentina, y ese es un factor muy importante teniendo en cuenta que el anterior blanqueo había llegado a “apenas” 2.595 millones de dólares, habiéndose prorrogado 9 veces. Los bonos argentinos más largos han estado recuperando terreno, bajando así las tasas de referencia. El bono argentino de referencia a 10 años (AA26) ya mostró una recuperación posterior a la caída de fines del año pasado, dos tercios de la misma y la mitad desde su máximo (opera en torno a los 106 dólares contra 114 de máximo). Su rendimiento se contrajo hasta 6.56% y habilita a tomar deuda por debajo de ese porcentaje debido al prorrateo que habrá.
Argentina bajó su riesgo-país de 460 a 390 puntos básicos en pocas semanas y se encuentra nuevamente reduciendo el spread con Brasil (252 bps), pero aún se encuentra lejos de alcanzarlo. Es porque el escenario, incluso habiendo mejorado, no está normalizado aún, con un elevado déficit fiscal y cuasi fiscal, provincias en pie de guerra para el pago de salarios, atraso cambiario, falta de inversiones productivas. Atención con el escenario de tasas mundiales al alza: la Fed subiría dos veces en el año las tasas de interés este año y hasta tres veces más como ha amenazado. Una tasa de inflación esperada más alta en los EE.UU. invita a la Reserva Federal a ser más agresiva en materia de tasas de interés, lo cual atrae mucho capital, en un proceso de flujos de capital de la Periferia al Centro que podría extenderse aún más. Será un año en el que el mundo aceleraría su crecimiento y en el que EE.UU. se seguiría haciendo fuerte, lo cual es bueno para las economías emergentes, pero seguramente con muchas medidas arancelarias que limitarían el intercambio comercial global.