A muchos les gusta hablar de la pesada herencia recibida. Pero, más que nunca, es momento de no perder foco e imaginar a la Argentina tan lejos como a cinco años vista, algo imposible de planificar para el sector privado en la gestión que terminó en diciembre pasado. El nuevo gobierno completó la primera fase del reordenamiento de la economía:
El nuevo Gobierno completó la primera fase del reordenamiento de la economía:
1. Devaluación y apertura del cepo cambiario.
2. Drástico aumento de tasas de referencia del Banco Central (corte de las Lebacs) y mayor absorción de pesos en las sucesivas licitaciones para intentar frenar la inflación.
3. Eliminación de las retenciones a las exportaciones (reducción gradual para la soja por ahora).
4. Incremento de tarifas
5. Reducción de gastos (enfocado en ineficiencias y en la reducción de la plantilla de personal de la administración pública)
6. Arreglo con los holdouts.
Fueron cinco paquetes de medidas políticas que implican grandes costos para la economía doméstica a corto plazo. "No pain, no gain".
Las mismas se han intentado paliar con algunas medidas redistributivas, pero implican en el neto una disminución en el poder adquisitivo del salario, resintiéndose el consumo.
Se viene la segunda fase. Una fase en la cual se esperan los beneficios de la política monetaria aplicada y la llegada de capitales especulativos de portafolios y productivos a través de inversión directa extranjera.
Será la fase en la cual la salida del default selectivo le permitirá al gobierno argentino fondearse nuevamente en los mercados de deuda voluntaria, algo que muchas provincias y empresas imitarán y reducirán sensiblemente el costo de fondeo para poder paliar las necesidades de corto plazo pero, sobre todo, generar trabajo y valor agregado.
La provincia de Buenos Aires se adelantó y canjeó deuda cara que vencía por deuda nueva con vencimientos más largos y más baratos. Consiguió en marzo 1.250 millones de dólares al 9,125% y no saldrá más al mercado este año.
Por otro lado, la Ciudad de Buenos Aires consiguió en febrero 65 millones de dólares y tiene pendiente una emisión por otros 500 millones de dólares para proyectos de infraestructura.
Le toca ahora el turno a Chubut, que será la segunda provincia que haga la prueba en unas semanas, aunque en el mercado local con unos 15.000 millones de pesos.
Pero también aspira a captar en el exterior 650 millones de dólares a una tasa en torno al 8%. Totalmente factible luego del arreglo con holdouts y sobre todo si hay regalías hidrocarburíferas incluidas en las cláusulas de emisión.
Las provincias que están estudiando salir también en el exterior son Neuquén, Entre Ríos, Mendoza y Córdoba.
La provincia de Córdoba ya había estado de road show hace unos meses atrás sondeando la demanda para refinanciar el bono que vence en 2017 y obtener dinero fresco. El banco JP Morgan (NYSE:JPM) le emitirá deuda por 1.000 millones de dólares para cancelar anticipadamente los 600 millones de dólares del Boncor y financiar proyectos de infraestructura por 400 millones de dólares.
Credit Suisse (SIX:CSGN) hará lo mismo con Mendoza para la colocación de 300 millones de dólares, que podría extenderse a 500 millones de dólares.
La menor tasa entre las 24 jurisdicciones es la de Ciudad de Buenos Aires que bajó la TIR de sus bonos al 4,74% al 2017.
Entre todas las emisiones planeadas, las provincias aportarían divisas por unos 4.000 millones de dólares este año como hipótesis de máxima, que se suman a los 4.700 millones de dólares que sobraron de la megacolocación del gobierno nacional para engrosar las reservas internacionales.
En el ámbito privado, la empresa IRSA aprovechó también el momento y ya se fondeó en el exterior para refinanciar parte de su deuda. Colocó en marzo 360 millones de dólares en un bono a siete años y rescató un bono por 150 millones de dólares.
Muchas otras empresas seguirían el camino, ya sea para conseguir fondos frescos como para refinanciar deudas existentes.
Superándose en breve el vencimiento de Banco Hipotecario (88.5 millones de dólares de capital remanente que vence el 27 de abril próximo), este año no habría gran necesidad de fondos. Sí el año que viene y concentrado en los sectores bancario y de energía.
En un reporte de Research for Traders se estima para este año un ingreso de entre 2.500-3.000 millones de dólares por la emisión de bonos corporativos en dólares. Las empresas más interesadas en aprovechar esta nueva oportunidad de financiamiento barato serían las energéticas y los bancos.
El sector energético podría usar los fondos para expandir su capacidad y responder con inversiones al panorama más favorable luego del ajuste tarifario. Pampa y Edenor (BA:EDN) se perfilan como aquellas que podrían emitir deuda en los próximos meses.
Los bancos, por su parte, cuentan con niveles de apalancamiento demasiado bajos y también aprovecharían este cuadro más favorable. Entre ellos, Banco Macro (BA:BMA) es uno de los principales candidatos.
Telecom Argentina es otro candidato a considerar. La empresa cambió recientemente de controlante a Fintech, donde destacaron la intención de invertir en telefonía móvil, que representa el 70% de los ingresos de Telecom. Por último, si bien YPF (BA:YPFD) anunció que tiene su capacidad de financiamiento cubierto para 2016, podría salir a rescatar parte de sus emisiones anteriores para pagar una tasa más baja.
En síntesis
La Argentina se ha vuelto a interconectar con los mercados financieros globales, allí donde abunda todavía el dinero barato.
Mucho se podrán beneficiar las compañías argentinas y la baja en el riesgo país contribuirá a la realización de varios proyectos de inversión descartados o pospuestos en los últimos años.
Esa será la tercera etapa, la de la inversión directa extranjera en Argentina, que permitirá bajar la inflación y engrosar las reservas, así como de la inversión productiva de empresas locales con fondeo externo.