Las acciones de Nike (NYSE:NKE) marcaron nuevos máximos históricos el pasado viernes, impulsadas por el sólido reporte de resultados de la firma. La performance del fabricante de ropa deportiva es notablemente alentadora en todo sentido, aunque el precio de sus papeles parece un poco recalentado. En casos como estos, la paciencia puede ser una actitud valiosa a la hora de la toma de decisiones.
Un jugador ganador
Nike cuenta con una presencia importante en mercados emergentes, y teniendo en cuenta que muchos países en desarrollo están teniendo dificultades económicas considerables, esto es un factor de riesgo importante para la compañía en el contexto actual. Sin embargo, la firma ha demostrado que cuenta con la fortaleza para atravesar con éxito escenarios económicos adversos.
Durante el último trimestre, sus ventas crecieron un 5% interanual, alcanzando los 8.400 millones de dólares. El dato superó las expectativas de Wall Street, ya que los analistas en promedio pronosticaban ventas por 8.200 millones. Si se excluye el impacto de las fluctuaciones cambiarias, Nike reportó un crecimiento de ventas del 14% contra el mismo trimestre del año anterior.
Un dato muy importante: sus ventas en moneda constante estuvieron fuertes en los diferentes mercados. La facturación en Norteamérica creció 9%, en Europa del Oeste aumentó 14%, Europa Central y del Este tuvo un crecimiento de 26%, China se expandió un 30%, Japón aumentó 35% y los mercados emergentes crecieron un 19% interanual.
El management de Nike pronostica alentadores niveles de crecimiento para el próximo trimestre: los pedidos de órdenes futuras crecieron un 9% en dólares y un 17% en moneda constante. Llamativamente, el único mercado que se muestra particularmente débil en cuanto a demanda futura es Brasil, lo cual se debe a las dificultades económicas en ese país y a las comparaciones especialmente difíciles debido a la Copa Mundial de Fútbol del año pasado.
Además, los márgenes de ganancia estuvieron en aumento; el margen bruto sobre ventas aumentó en 90 puntos básicos, llegando al 47,5% de la facturación. Esta es una señal positiva en cuanto a los niveles de demanda y a la capacidad de fijación de precios de la compañía.
Esta combinación entre ventas crecientes y márgenes en expansión le permitió a Nike registrar un crecimiento interanual del 23% en las ganancias por acción, alcanzando los 1,34 dólares por unidad. El dato superó las expectativas de Wall Street: los analistas estimaban en promedio ganancias de 1,19 por unidad.
La mirada en la meta
Los resultados de Nike han sido claramente positivos en el último trimestre. Teniendo además en cuenta las dificultades que muchas compañías están enfrentando en mercados emergentes, los números son especialmente atractivos al mostrar una performance inusualmente sólida en un contexto desafiante.
Esto es un reflejo más que auspicioso sobre la calidad del negocio y la fortaleza competitiva de la firma. Desde el punto de vista de los fundamentos, la performance de Nike no deja demasiado lugar a dudas.
Por otro lado, la valuación de las acciones incorpora en buena medida esta calidad. El activo cotiza a una valuación precio-ganancias de más de 30 veces los resultados netos del negocio en el último año, una prima considerable por sobre el promedio de mercado. Para ponerlo en comparación, las compañías que componen al índice S&P 500 cotizan en promedio en niveles cercanos a 18 veces los resultados del último año.
Desde este punto de vista, conviene tener en cuenta que las expectativas tan elevadas son un riesgo considerable para los inversionistas en Nike. En caso de cualquier decepción a corto plazo, los precios son fuertemente vulnerables a la baja.
En los últimos meses se observa notable debilidad en los precios de muchos activos financieros, en caso de que esto afecte también a las acciones de Nike, podríamos estar ante una oportunidad de compra para invertir en un activo de enorme calidad y performance indiscutible a un precio de entrada más atractivo.
En casos como estos, conviene tener la mirada de largo plazo de un maratonista, y no tomar decisiones aceleradas al comprar apresuradamente un activo a precios demandantes.