España vive hoy en día un deterioro de su economía y calidad de vida de su población que se ha venido agravando con el paso de los años. Un “entre la espada y la pared” del gobierno español por incentivar el crecimiento, pero a la vez una imperiosa necesidad de reducir su déficit que sólo es posible con recortes al presupuesto y aumento de impuestos. En días pasados la deuda pública española se situó ya por arriba del 70% del PIB.
España vivió una época de bonanza económica a finales de la década de los noventa y parte de la primera década del nuevo milenio. De 1990 a 2008 el PIB español se triplicó. La economía española creció en estos 18 años a un promedio de 3.3% anual. A finales de la década de los 90 (creación de la Unión Europea y su unidad monetaria) el gasto de gobierno en infraestructura y servicios básicos comenzó a aumentar.
Como ejemplo de lo anterior, España se ostenta como el país con el mayor número de autopistas y de kilómetros de trenes de alta velocidad de toda la Eurozona, esto es de llamar la atención si tomamos en cuenta que es la cuarta economía europea por detrás de Alemania, Francia e Italia. Además, se liberaron algunos sectores como el inmobiliario y se realizaron reformas fiscales para hacer más atractiva la contratación de personas. Para 2004, en España se construían más viviendas que en toda Alemania, Francia e Italia juntas. Esto creaba empleos de forma directa e indirecta y daba una sensación de crecimiento sostenido.
Pero el precio promedio del metro cuadrado de vivienda en España crecía por arriba de 10% anual de 2000 a 2006. En 2000 el metro cuadrado se cotizaba en 1,000 euros; mientras que justo antes de estallar la burbuja a finales de 2007 llegó a cotizarse en 3,000 euros el metro cuadrado.
Al no crecer el salario real de la misma forma que el precio de la vivienda los bancos comenzaron a flexibilizar sus políticas de otorgamiento de créditos al consumo y para la obtención de vivienda.
Así como Estados Unidos, España también vivió una burbuja inmobiliaria, pero que afectó de forma más severa a toda la economía debido al peso que tenía el sector inmobiliario y de construcción en el PIB nacional español. La construcción descontrolada de viviendas, el otorgamiento de créditos a jóvenes (con el fin de que pudieran adquirir una vivienda propia) y el estancamiento del salario real ocasionaron que, cuando los bancos dejaron de otorgar créditos por el estallido de la burbuja en Estados Unidos, la economía española colapsará dejando miles de viviendas abandonadas, jóvenes endeudados con hipotecas a 40 años y el aumento inmediato del desempleo.
Un fenómeno que también contribuyó al aumento de los desempleados fue la inmigración a España, atraídos por el llamado “milagro económico español” de finales de los años 90 y parte de la primera década del nuevo milenio. En 2000, 900 mil extranjeros vivían en España (2% de la población) mientras que para 2009 la cifra había aumentado a 5.5 millones de extranjeros (12% de la población); un incremento de 611%.
Es así como llegamos a la explosión de una burbuja insostenible que dependía completamente de que los bancos siguieran prestando tanto a los compradores como a los constructores. Mientras tanto el gobierno debía dotar de infraestructura básica a todas las viviendas construidas fueran o no ocupadas y, además, dotar de seguridad social a los extranjeros que llegaban a radicar a España.
El desempleo se disparó de 8.3% en 2007 a 23% en 2012 (la tasa de desempleo en España siempre ha estado por arriba del promedio de los países desarrollados debido a la excesiva protección al desempleado y que le da una zona de confort eliminando su deseo de buscar un empleo. Aunado a otros factores como mentalidad y leyes laborales.)
Brindar protección social a 5 millones de desempleados, además de que no verían recaudación fiscal alguna por éstos, obligó al gobierno a aumentar el IVA de 18 a 21% además de recortes en gasto como infraestructura o eliminación de compensaciones (aguinaldo) a burócratas.
Estas medidas también fueron llevadas al cabo por las exigencias del Banco Central Europeo de poner en orden las finanzas públicas. El primer trimestre del año el precio de la vivienda tuvo su peor caída (12%) desde que España es una democracia.
La resaca será larga (al igual que la de Grecia); una depresión que tiene que ser dura para la mayoría de la población por las altas tasas impositivas y que tiene que alentar al gobierno español a estimular la búsqueda de empleos dignos con el objetivo de reducir su déficit público.