Wall Street trata esta mañana de detener la hemorragia de pérdidas luego del batacazo que se dieron las bolsas mundiales la semana pasada. En parte porque la jornada de hoy será a medio gas: hoy se celebra el día de Colón y, de hecho, el mercado de bonos estará cerrado, por lo que muchos inversionistas estarán ausentes. Por el mismo motivo, la información económica será muy escasa en una semana que, sobre todo, estará marcada por los reportes corporativos: mañana mismo publican sus resultados Citigroup, JP Morgan, Wells Fargo & Co (NYSE:WFC) y Johnson & Johnson. Y a lo largo de la semana, todavía tendremos a Bank of America, a Google o a General Electric, Netflix, eBay…
Los “bears” han venido atacando a los mercados, que ha entrado en una senda bajista. El principal motivo son las señales de desaceleración global: China pierde fuelle, Alemania puede entrar en recesión y arrastrar a toda la eurozona, Japón no despega, las materias primas se deprimen y afecta al dinamismo de los mercados emergentes… En medio de ese desolador paisaje, sólo Estados Unidos sale ileso, luego de reportar unas cifras de empleo de septiembre mejores de lo previsto. Pero Estados Unidos no es inmune a lo que pasa en el resto del mundo, ni a la reciente apreciación del dólar: esos factores pueden minar su senda de recuperación, y una subida de tasas en Estados Unidos no haría sino complicar, aún más, la situación del mundo. En consecuencia, la desaceleración global será otro factor a tener en cuenta, pues es por sí mismos suficiente para retrasar la posibilidad de una subida de tasas por parte de la Reserva Federal.
Esa percepción es fundamental para sostener a los mercados, sobre todo si viene acompañado de medidas de estímulo económico en las regiones más afectadas: que China inyecte recursos en algunos sectores específicos, que Alemania se plantee quebrar la regla de “déficit cero” o abra la mano al BCE para aplicar instrumentos de política monetaria más agresivos, etc.
Entre tanto hoy es feriado, hay pocos inversionistas en Wall Street, y la apertura será calma luego de que la semana pasada el S&P’s 500 se hundiera un 3.1%, al peor semana desde mayo de 2012.
En el momento de escribir esta nota, los futuros cotizan planos, con un ligero sesgo a la baja. El S&P’s 500 avanza 4.5 pts pero ajustados por “fair value” ceden 1.0 pts. Por otro lado, los futuros del Nasdaq 100 se deprimen 0.3 pts y ajustados por “fair value” se deprecian 9.7 pts. Los futuros del Dow Jones ganan 23 pts. Por tanto, una apertura de escasos movimientos.
En Europa, para alivio general, las bosas rebotan luego de un inicio feo. El DAX de Francfort gana un 0.6% y el Cac-40 de París un 0.4%. A su vez, el Ibex-35 de Madrid asciende un 0.7% y la bolsa de Milán un 0.8%. Fuera de la eurozona, el Ftse 100 de Londres avanza un 0.4%. El euro se aprecia un 0.4% y cotiza a 1.268 ante la posibilidad de que la Fed retrase una subida de tasas.
En Asia, el mercado de Tokio estuvo cerrado. En China hubo buenos datos comerciales: las exportaciones crecieron más de lo previsto y las importaciones, a su vez, mejoraron. El superávit comercial fue de 31,000 millones de dólares. El Hang Seng de Hong Kong ganó un 0.24% pero el Shangai Composite retrocedió un 0.36%.
En lo que se refiere a las materias primas, el mayor productor de petróleo de la OPEP, Arabia Saudí, mandó un recado a los mercados: acostúmbrense a precios de crudo por debajo de los 90 dólares, e incluso por debajo de los 80 dólares, por un período de un año o dos. Y así les va hoy a los precios del petróleo: el WTI se hunde un 1.3% a 84.73 dólares y el del Brent se desploma un 2.0% a 88.38 dólares.
Así están las cosas en este día en el que el premio Nobel se concedió a un economista francés, a Jean Tirole, cuyos estudios se han centrado en el poder de los mercados, sus fallos, asimetrías, y su necesaria regulación.