Esta mañana, las divisas europeas se presionan con fuerza a la baja tras la publicación de los reportes de inflación de abril, a pesar de que los datos se ubicaron cerca de las estimaciones de los analistas. Sin embargo, los inversionistas operan con nerviosismo y a la espera de la publicación de las minutas de la última reunión de política monetaria del FOMC de la Fed. Por lo tanto, en la sesión americana, el euro y la libra aumentan el ímpetu bajista, después de haber tocado esta semana sus niveles más altos desde enero y febrero, respectivamente. Hace unos momentos, el euro se depreciaba marginalmente 0.05%, cotizando alrededor de $1.222, y la libra perdía 0.24%, operando en $1.415.
En la Eurozona, la inflación de abril se ubicó en 1.6% a/a, la más alta desde abril de 2019, impulsada principalmente por un mayor costo de la energía (10.4% frente a 4.3% en marzo) y bienes industriales energéticos. En contraste, la inflación subyacente anual, que excluye precios volátiles como los de energía, alimentos, entre otros, bajó a 0.7% a/a desde 0.9% en marzo. Esta diferencia refleja la carga que la ola de confinamientos en la región tuvo sobre la operación de varios sectores de la economía, en especial los servicios. En Reino Unido, la inflación anual aumentó a 1.5% el mes pasado, ligeramente por arriba de las previsiones del mercado de 1.4%. Este es su nivel más alto desde marzo de 2020, cuando el gobierno impulsó el primer confinamiento. La inflación británica está contenida al alza por los apoyos fiscales que han implementado las autoridades, como el IVA temporal del 5% para el sector de hospitalidad. Si los impuestos estuvieran en sus niveles normales, la inflación ascendería al 3.2%, la tasa más alta en nueve años. Con estas medidas, los precios británicos podrán compensar los aumentos en los costos de insumos, bajo la expectativa de que esta presiones sean temporales.