A pesar de la contracción el ambiente para el crecimiento sigue siendo favorable
La economía mexicana cayó 0.09% durante octubre conforme a los resultados que mostró hoy el IGAE. El pronóstico que se había dado a conocer esta misma semana era de un avance de 0.1% mensual, pero el mal desempeño generalizado del sector servicios evitó que la cifra se concretara. Al respecto, llama la atención la caída de 3.36% de los servicios financieros -dentro de los que se cuentan las compañías de seguros- que fue lo que más contribuyó al descenso. Este componente parece ser el principal receptor de la distorsión económica provocada por el huracán Otis, pues en los últimos 9 años solo tuvo una baja igual de precipitada en febrero de 2021, cuando la epidemia de Covid-19 transitaba por una de sus etapas más duras. Asimismo, el comercio minorista y mayorista tuvieron caídas de 1.15% y 1.38% mensual, respectivamente, lo que terminó de conformar el cuadro negativo para las actividades terciarias al ser 2 de las categorías de más peso en el sector. No obstante, ajeno a esta dinámica, la construcción volvió a brillar con un incremento de 4.66% y sumado a movimientos similares en las actividades primarias (+1.61%) y los servicios de apoyo a los negocios (+2.79%) se logró rescatar una posición más balanceada para un mes plagado de incidencias.
¿Qué esperar?
Octubre fue un mes atípico por los eventos que se presentaron y el escenario de un ajuste para la actividad económica era bastante plausible. Incluso, en función de la destructividad que alcanzó Otis, la vulnerabilidad del aparato exportador mexicano ante la huelga de la UAW y el ruido generado por el sorpresivo conflicto entre Israel y Hamás, pareciera que la caída de 0.09% es un buen resultado. El IOAE sugiere que varios de los elementos que perdieron en el mes se recuperaran para noviembre, por lo que en lugar de que los datos den pie a una preocupación estructural, esperamos que la economía mexicana retome la tendencia robusta que le ha dominado buena parte de 2023. Hacia adelante, seguimos pensando que el impulso que el consumo suele manifestar durante las temporadas de promociones en noviembre y diciembre, así como los aumentos programados a salarios, pensiones y montos de otras transferencias a inicios de 2024, podrían seguir soportando tasas de expansión favorables. Ello sin contar, los efectos que provienen del mayor gasto en construcción y otros impactos asociados a la ampliación del déficit público. En ese sentido, el sesgo al alza para las estadísticas de crecimiento abarca un horizonte amplio y si se aprovecha el momentum del nearshoring será habitual que el PIB avance más cerca de 4.0% que de 3.0% en los próximos años.
