Para cerrar la serie de cuatro entregas sobre eventos crediticios soberanos, esta semana revisaremos el caso pakistaní que se dio en un contexto donde buena parte de la deuda externa de los países del tercer mundo de estaba en manos de entes multilaterales e instituciones bancarias privadas (79% del total), y donde sólo el 5,8% de la deuda del país estaba constituida por bonos gubernamentales.
La década de los noventa del siglo pasado fue conocida en Pakistán como “la década perdida”. Una gran inestabilidad política, acompañada de bajas tasas de crecimiento económico, permitieron acumular deuda pública equivalente al 99,3% del PIB en el año 1999, y un servicio de deuda equivalente al 629% de los ingresos del estado.
Hasta comienzos de los noventa del siglo pasado, los tenedores de bonos soberanos tendían a recibir un tanto preferencial al momento de resolverse eventos crediticios en comparación con el recibido por instituciones bancarias, a las que generalmente se aplicaban recortes en las cantidades que les adeudaban (haircuts).
Sin embargo, en aras de facilitar futuros acuerdos de restructuración, en un mundo donde la deuda documentada por bonos comenzaba a ganar participación relativa, el Club de Paris, un foro informal de acreedores oficiales y países deudores, comenzó a sostener el principio de que los tenedores de bonos debían recibir el mismo tratamiento que los acreedores comerciales y bancarios.
El Club de Paris acordó renegociar, a principios de 1.999, la suma de 3,25 millardos de dólares de la deuda soberana del país, lo cual le daba a este mucho oxigeno financiero, pero a cambio exigió incorporar una cláusula contractual de “comparabilidad de tratamiento” entre acreedores de todo tipo, que incluía entes públicos y privados, acreedores comerciales, instituciones bancarias y tenedores de bonos soberanos.
La posibilidad de refinanciar bonos soberanos obligando a los tenedores de los mismos el aceptar recortes en sus valores nominales, causaba nerviosismo en Wall Street, porque en esta misma época en que Pakistán restructuraba, Rusia comenzaba a refinanciar su deuda soberana, de la cual cerca de 26 millardos de dólares la constituían bonos.
El monto de bonos soberanos pakistaníes sujeto a restructuración era modesto: 150 millones de dólares en eurobonos que vencían a finales de 1999; 150 millones de dólares en notas que vencían en el año 2002, ambas emisiones a tasas fijas de 11,5% y 6% respectivamente, y 300 millones de dólares en notas a tasa variable, un una prima de 3,95% sobre la tasa libor, y con vencimiento en el año 2000.
Los títulos mencionados en el párrafo anterior fueron cambiados por un único título amortizable, con vencimiento a 6 años, periodo de gracia de 3 años y un cupón de 10%. El descuento de los papeles canjeados osciló entre 29,8%-33,3%.
No hubo necesidad de invocar cláusulas de acción colectiva, ya que prácticamente la totalidad de los tenedores de papeles aceptaron el intercambio, ya que la amenaza de impago era suficientemente creíble y los acuerdos con el Club de Paris y el FMI firmado por Pakistán en meses anteriores a este intercambio que ocurrió en noviembre de 1.999 suponían la intención de mantener en orden las finanzas públicas. Colorín colorado, la serie de eventos crediticios soberanos ha terminado.