Nunca deberías vender en pánico.
"A menos que puedas ver tus acciones caer un 50% sin que te cause un ataque de pánico, no deberías invertir en el mercado bursátil", decía Warren Buffett.
Veamos...
Imagina que tienes una mentalidad emprendedora y lograste montar una tienda de ropa. Estás contento con tu negocio porque vendes productos de alta calidad y te diferencias de la competencia. Tienes prendas de vestir únicas y exclusivas. No tienes problemas financieros y este negocio te proporciona un beneficio anual de 100.000 dólares.
Resulta que un cliente (José) queda fascinado con tu negocio. Tal es así, que te ofrece 1.000.000 dólares para que se lo vendas. Haciendo cuentas rápidas, eso equivale a 10 veces los beneficios que genera tu negocio en un año. Como en ningún momento pensaste en vender, dejas pasar la oportunidad.
Al poco tiempo, José regresa a la tienda. Esta vez, te ofrece 800.000 por quedarse con tu tienda. Le preguntas por qué ofrece menos dinero que la primera vez. José te dice que las condiciones financieras están empeorando y la gente tiene temor por perder su empleo. Te quedas pensando y vuelves a rechazar su oferta.
A los dos meses regresa José. Te muestra unos periódicos en donde se habla de contracción económica, inflación y desempleo. También se habla de un conflicto bélico en Europa y la aparición de un virus desconocido que podría llegar a ser mortal para el ser humano. Antes de retirarse del local, te vuelve a hacer una oferta para quedarse con tu tienda: 500.000- ¡La mitad de lo que ofrecía originalmente!
Quedas impactado por las noticias y ves que la oferta sigue siendo cada vez menos atractiva. José te dice que se vienen tiempos difíciles y es probable que no pueda mantener esa oferta en el futuro. Te encuentras confundido, porque tu negocio funciona como siempre. Todavía proyectas beneficios de 100.000 para fin de año. No obstante, crees que vender a 500.000 puede ser una buena idea, considerando que el precio seguirá bajando.
De hecho, te gustaría recomprarlo a mejor precio dentro de un año. Tomas la decisión y vendes tu negocio a 500.000 (unas 5 veces beneficios).
Al cabo de un año, regresas a tu antigua tienda y saludas a José. Te cuenta que hizo algunas reformas y espera que el negocio le genere 120.000 de beneficios este año. Como venías pensando en recomprarlo a un mejor precio, le preguntas a cuánto estaría dispuesto a venderte la tienda. José le dice que la situación económica había mejorado, y no vendería por menos de 2.400.000 (unas 20 veces beneficios). ¡4 veces más que el precio al que te la compró!
Con este sencillo ejemplo, puedes entender cómo funcionan los mercados financieros. De hecho, José representa al mercado y tú eres el accionista de un negocio (en este caso, tu propia tienda de ropa). Muchas veces, el mercado (José) está de mal humor y ofrece poco dinero para comprar un negocio. Hay varias razones por las cuales el mercado puede sentirse así, aunque lo más probable es que tenga una mala expectativa acerca de la economía en el futuro.
En otras ocasiones, el mercado puede estar de muy buen humor. La economía marcha sin problemas, los periódicos no cuentan malas noticias y el sector empresario suele pagar precios elevados por adquirir buenos negocios. La moraleja de todo esto es que nunca debes vender un buen negocio cuando el mercado está de mal humor. Sea cual sea la compañía en la que hayas invertido, tendrás un precio distinto todos los días y puedes tentarte a vender tu compañía a un precio irrisorio.
Debemos cambiar la mentalidad para no dejarnos contaminar por el entorno.
Actúa con inteligencia. José (o el mercado) estará ahí siempre, solo debes buscar el mejor momento para hacer negocios.
Hoy puede estar de mal humor, no le vendas. ¡Aprovecha para llevar gangas!
¡Hasta la próxima!