Empresas como GameStop Corp (NYSE:GME), Nokia (HE:NOKIA), BlackBerry (NYSE:BB), Bed, Bath and Beyond (NASDAQ:BBBY), entre otras, mostraron alzas importantes en su precio en los últimos días en el mercado de capitales de Estados Unidos de América, debido al fenómeno del “short squeeze” por ventas en corto.
Una venta en corto implica vender lo que no se tiene. Esto es posible debido a los derivados (generalmente opciones), en donde se entra con una posición para comprar el activo, esperando una caída en su precio. La posición de inversión sería:
1) Vender el activo al precio actual y simultáneamente.
2) Apostar a la caída del precio con un derivado.
Una vez hecha esta posición y al cambiar el precio se tienen dos posibilidades:
1) Se compra el activo al menor precio (si la expectativa de baja se cumple)
2) Se ejerce la opción de compra (call) al precio bajo.
Con esto, los inversionistas realizan arbitraje y terminan vendiendo caro y comprando barato, con un rendimiento prácticamente seguro. Esto no es nada nuevo, pues en cualquier producto se espera comprar barato y vender caro, lo interesante aquí es que la secuencia es al revés porque se empieza vendiendo y se termina comprando.
A raíz del desarrollo tecnológico se ha incrementado el número de plataformas donde se pueden realizar estas transacciones, atrayendo a un gran número de pequeños inversionistas a los que se les ha denominado “minoristas”. Muchos de éstos se comunican a través de redes sociales y en algunas ocasiones se han puesto de acuerdo para realizar operaciones sincronizadas, moviéndose de manera coordinada y teniendo un impacto importante sobre el mercado.
Se dice que muchos de estos inversionistas minoristas son jóvenes, sin entrenamiento en finanzas, que siguen los consejos que encuentran en las redes sociales. Con el confinamiento y la escuela desde casa, estos jóvenes tienen más tiempo disponible para dedicarlo a la inversión comunicada y coordinada. Además, esta noticia atrajo el interés de otros y provocó una distracción, temporal, sobre la pandemia, agrandando el número de “minoristas” dispuestos a operar.
Las operaciones sincronizadas, se han visto reflejadas en el mercado como un mayor interés sobre el activo en cuestión. Tratándose de empresas cuya valuación tradicional era baja, el movimiento “al gusto” fue más sencillo. El resultado fue “short squeeze”, acompañado de un incremento a niveles máximos histórico en las operaciones de derivados en los mercados financieros globales.
Al darse muchas operaciones en corto, se generó una respuesta por parte de los Hedge Funds y de otros inversionistas institucionales, quienes adoptaron posturas largas sobre esos activos, propiciando un alza en su precio. Con esto, los que tenían posturas en corto empezaron a perder, con lo que se liquidaron las posiciones, quedando en el neto positivas y mostrando una falsa expectativa de que el mercado apostaba a un aumento en su precio. Así, el precio se disparó hacia niveles considerados como exagerados por situarse muy por encima del valor en libros y del valor de los flujos futuros de efectivo descontados al presente. Incluso su valor de capitalización se situó cerca de grandes empresas con expectativas mucho más positivas. Esto implica una distorsión del mercado y propicia una alta volatilidad, al subir rápidamente el precio, para después bajar rápidamente, al ajustarse a la valuación tradicional.
Estos movimientos generaron ganancias impresionantes para los inversionistas minoristas y pérdidas igual de grandes para inversionistas institucionales.
Otros factores a destacar en los movimientos recientes del mercado de capitales, son el exceso de liquidez y la posibilidad de apalancamiento.
Las políticas monetarias acomodaticias de la Reserva Federal y de la mayoría de los bancos centrales del mundo propician una recuperación económica, pero podrían también estar apoyando la creación de burbujas especulativas, al proporcionar dinero barato e incentivos perversos a invertir en activos riesgosos que ofrecen un mayor rendimiento.
Por su parte, el apalancamiento, da la posibilidad de invertir cantidades mayores a las que se tienen, lo que magnifica el efecto sobre el precio y hace más probable un efecto dominó o de short squeeze.
Con esto la atención del mercado se ha centrado en si existe la necesidad de una mayor regulación, ya que las ganancias para los inversionistas minoristas fueron resultado de:
1) La acción coordinada en el arbitraje.
2) El apalancamiento.
3) La respuesta del resto del mercado.
Los que están a favor de la regulación argumentan las distorsiones en el precio, la volatilidad y las pérdidas que se ocasionan sobre fondos que operan de manera tradicional (lo que unos ganan otros lo pierden). Los que están en contra de la regulación dicen que el exceso de liquidez ocasiona estos movimientos y que además, el mercado es libre y ha cambiado, pudiendo ser ésta la nueva forma en que funciona.
Una u otra lo que ha provocado, además de un sinfín de memes, es la salida temporal de grandes inversionistas del mercado estadounidense, razón por la cual ayer miércoles 27 de enero, los índices Dow Jones y S&P500 cerraron con su mayor pérdida desde el 28 de octubre del 2020. Hoy las pérdidas se han revertido en el mercado de capitales pero todo parece indicar que los “minoristas” le han echado el ojo a otros activos, como los commodities, en donde la plata hoy muestra un incremento inusual y sin soporte de fundamentales económicos.