En mayo se supone que se concluiría la renegociación del TLCAN. Sin embargo, el mes terminó con el inicio de una guerra comercial en donde Estados Unidos impuso aranceles al acero y al aluminio importado desde Canadá, México y la Unión Europea.
En represalia, México impondrá medidas equivalentes a productos como acero laminado en caliente y frío, embutidos, manzanas, uvas, entre otros. Cabe destacar que dichos productos son políticamente sensibles para Estados Unidos, ya que sus productores pertenecen a la base de votantes de Trump. ¿Cuáles serán los efectos de los aranceles?
Para Estados Unidos se espera que el precio de los bienes importados aumente en 1.0% en términos mensuales, sólo por el incremento en los precios de importación del acero y aluminio. La inflación de los precios de importación de Estados Unidos podría ubicarse en una tasa mensual de 0.53% y en una tasa interanual de 4.2%. Lo anterior, provocaría que antes de que termine el año se registre en Estados Unidos una tasa de inflación interanual de 3.1%.
La medida arancelaria afectaría negativamente a las industrias que aportan el 21.9% del valor agregado total del PIB de Estados Unidos, entre las que destacan: la fabricación de metales primarios y de productos metálicos, las actividades de comercio al por mayor y las industrias mineras (excepto petróleo y gas), química, de fabricación de productos electrodomésticos, de fabricación de equipo eléctrico y de cómputo, así como la industria automotriz.
Así, es posible que por el incremento en la inflación se genere una contracción en el PIB de 0.2% trimestral y de hasta 0.92% anual si los aranceles se dejan por un periodo largo. La mayor inflación pondría a la Reserva Federal en la disyuntiva de subir más aceleradamente la tasa, lo cual se puede traducir en episodios de volatilidad financiera a nivel global.
Para México, todavía no se puede calcular exactamente el efecto que tendrían las medidas sobre la inflación, ya que no se conoce el detalle de los aranceles que impondrá México a Estados Unidos. Sin embargo, es previsible que la inflación se vea presionada al alza y que con esto se incremente la probabilidad de nuevas alzas en la tasa de referencia de Banco de México. El incremento en la tasa a su vez se espera que desincentive a la inversión nacional.
Por otro lado, la guerra comercial hace más probable que se aplace la renegociación del TLCAN hasta el 2019, después de las elecciones de México y Estado Unidos. Lo anterior se considera un riesgo, pues el congreso de Estados Unidos podría perder su mayoría republicana y en México se contará con nuevo presidente y congreso, por lo que sería como iniciar desde cero la renegociación.
Debido al aplazamiento de la renegociación del TLCAN y a la mayor incertidumbre que se pudiera generar en el mercado, se espera que la Inversión Extranjera Directa (IED) continúe con su tendencia a la baja y el tipo de cambio al alza. Cabe mencionar que en el primer trimestre del 2018, la IED que llegó a México cayó 24% en comparación con el mismo periodo del año anterior, mientras que la depreciación del peso desde el mínimo hasta el máximo en el año es de 11.75%.
Seguramente Estados Unidos lo que busca es presionar a México para aceptar las cláusulas de reglas de origen y muerte súbita y en este juego del gato y el ratón que tanto gusta a Trump nadie sale ganando.