Contrario a lo fastuoso que el título pudiera sugerir, es probable que estos dos temas puedan ocasionar la próxima crisis financiera. Los unicornios del siglo XXI han dejado de ser aquellos seres mitológicos, para convertirse actualmente en empresas privadas con una valuación de más de mil millones de dólares, las cuales no han decidido hacerse públicas mediante OPI, pero si se encuentran percibiendo una gran cantidad de capital mediante considerables rondas de financiamiento privado “pre-OPI”, impulsadas por la Bolsa de Valores de Nueva York y en consecuencia poder comercializar acciones secundarias.
Dentro de las llamadas empresas unicornio tenemos algunas como Uber, Airbnb, Snapchat, valuadas en 51 mil, 25 mil y 16 mil millones de dólares respectivamente, dichas empresas no poseían de gran fama hasta hace algunos cuantos años, y es que según datos de Credit Suisse (VX:CSGN), el crecimiento de ese tipo de empresas ha pasado de tan solo cuatro en el año del 2009, a alrededor de 140 empresas que se pudieran considerar en los parámetros de este tipo de firmas. Inclusive se espera un mayor crecimiento, ya que Wall Street ha anunciado (gracias a la conocida como Ley Jobs) la apertura para inversores no acreditados, es decir que cualquier persona puede abrir la cartera e invertir su capital en dichas Startups.
Hasta aquí parece no haber ningún problema, y es necesario entrar un poco en el tema para poder discernir el conflicto y el motivo por el cual éste crecimiento pudiera llegar a ser un lastre para la economía.
Las empresas unicornio en un principio cuentan con la particularidad de que no han salido a la bolsa, es decir, no son públicas, por lo tanto no están obligadas a emitir información financiera ni con la periodicidad que se les impone a las que ya están obteniendo capital por este medio, lo que significa que un inversionista está ingresando su dinero a una empresa de la cual no tiene la información necesaria, lo que a su vez lo convierte en capital de riesgo, y en consecuencia, ésta posición podría resultar altamente peligrosa (¿deja vú?). Y ciertamente se viene a la memoria también la primera crisis del presente siglo, donde hubo un boom por empresas tecnológicas de reciente creación, en el que fluyeron grandes cantidades de dinero lo que ocasión la llamada “burbuja de las puntocom”.
A pesar de todo esto, no es el principal problema de estas nuevas compañías. Una gran complicación proviene en que la valuación de dichas empresas no solamente detalla lo que la corporación posee o genera, si no que implica también las ganancias esperadas en el futuro, por lo que las compañías manejan altos índices de gasto, destinando enormes cantidades de dinero con la esperanza de reforzar su crecimiento global. Empresas como las ya mencionadas Uber o AirBnb han atraído grandes cantidades de capital de riesgo con la promesa de posibles expansiones, principalmente a China, sin embargo, el país asiático ha mostrado datos más débiles de crecimiento recientemente, lo que implica un mayor riesgo en dichas inversiones, de las cuales se preveía un buen rendimiento (¿otro deja vú?).
Se tiene que tener un seguimiento a la efervescencia mostrada por inversionistas en dicho sector, pues solo el año pasado la financiación alcanzó 66.5 mil millones de dólares para para empresas de tecnología, el doble que el año anterior y como señala el experto y uno de los primeros inversores de Uber, Bill Gurley : “Hay una ausencia total de temor” y en base a la experiencia previa, no siempre ha sido benéfico para la economía. Incluso algunos de los llamados unicornios ya han empezado a resentir la tormenta, pues empresas como Fab.com o Evernote han empezado a sufrir despidos masivos y a cerrar algunas de las oficinas internacionales con las que contaban. Esperemos que este no sea el inicio en el que el asta del unicornio comience a rasgar la burbuja hasta explotarla.
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