La semana pasada, las tormenta de nieve en Texas, empujaron las temperaturas a los niveles más bajos en más de un siglo del principal productor de energético en EE.UU. Las bajas temperaturas ocasionaron el congelamiento de la infraestructura energética y se suspendió el abasto de combustibles. Esto interrumpió al suministro de energía y forzó a varias industrias a suspender operaciones temporalmente. En línea con la rápida depreciación del peso de más de 3.86% (desde el 15/feb), la volatilidad implícita borró las caídas de la primera quincena.
En las últimas 6 sesiones, la volatilidad de una semana aumentó 19.4% y de la un mes 12.2%, mientras los inversionistas continúan preocupados por los efectos que esta interrupción en la actividad industrial tenga sobre el crecimiento del 1T-21. Además, la debilidad del peso aumenta, por los avances de la reforma a la ley eléctrica que prioriza la generación de electricidad a base de combustibles fósiles y por medio de la red de la CFE, la cual es considerada un riesgo para la inversión y la estabilidad en materia energética de nuestro país.