El Ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, se encuentra hoy en Washington para mantener conversaciones de alto nivel con funcionarios estadounidenses, entre ellos el Secretario de Defensa, Lloyd Austin, y el Secretario de Estado, Antony Blinken. Las conversaciones se centrarán en el actual conflicto de Gaza y en las crecientes tensiones a lo largo de la frontera con Líbano.
El viaje se produce tras la reciente intensificación de los intercambios de disparos con Hezbolá, el grupo respaldado por Irán que está en conflicto con Israel desde que comenzó la guerra de Gaza hace más de ocho meses. Hezbolá ha declarado que sus ataques continuarán hasta que se alcance un alto el fuego en Gaza. Esta escalada se produce tras un ataque israelí que mató a un alto comandante de Hezbolá a principios de junio, lo que supone el ataque más importante en las hostilidades actuales.
Gallant, antes de su partida, hizo hincapié en la disposición de Israel para cualquier acción necesaria tanto en Gaza como en Líbano. También mencionó la importancia de la transición a la Fase C en Gaza, cuyo objetivo es reducir los combates y centrarse en la estabilización y la reconstrucción tras el gobierno de Hamás. Esta fase podría permitir a Israel reorientar sus esfuerzos militares hacia Hezbolá en caso necesario.
La reciente visita del enviado estadounidense Amos Hochstein a Israel y Líbano tenía como objetivo reducir la tensión, en medio de un aumento de los disparos transfronterizos y una retórica cada vez más acalorada por ambas partes. Algunos funcionarios israelíes han sugerido que las actuales operaciones israelíes en Rafah, dirigidas contra Hamás, podrían pasar a centrarse en Líbano.
Las declaraciones de Gallant han indicado una posible relación entre la conclusión de las operaciones en Gaza y la capacidad de hacer frente a la amenaza de Hezbolá. Una reducción de las operaciones en Gaza permitiría redirigir las fuerzas para hacer frente a Hezbolá, potencialmente mediante una ofensiva terrestre o un aumento de los bombardeos aéreos.
El gobierno israelí, dirigido por el primer ministro Benjamin Netanyahu, se ha visto presionado para formular una estrategia clara de posguerra para Gaza que no deje el control en manos de Israel, postura que coincide con las exigencias de la Casa Blanca. Netanyahu se enfrenta al reto de equilibrar las exigencias del estamento de defensa y de los socios de coalición de extrema derecha que se oponen a cualquier estrategia que pueda conducir a un Estado palestino.
Yuli Edelstein, jefe de la Comisión parlamentaria de Asuntos Exteriores y Defensa de Israel, reconoció la complejidad de la lucha contra Hezbolá, señalando la necesidad de un redespliegue estratégico de fuerzas en el sur para gestionar el frente norte.
Un reciente desacuerdo público entre Netanyahu y el gobierno de Biden fue provocado por un vídeo en el que Netanyahu afirmaba que Estados Unidos estaba reteniendo armas a Israel. La Casa Blanca había suspendido un envío de bombas en mayo debido a la preocupación que suscitaba su uso en zonas densamente pobladas de Gaza, aunque Israel aún va a recibir una cantidad significativa de armamento estadounidense.
La campaña de Gaza, que comenzó el 7 de octubre, fue desencadenada por una incursión dirigida por Hamás en el sur de Israel, con el resultado de unas 1.200 víctimas israelíes y más de 250 rehenes. La ofensiva ha tenido un impacto devastador en Gaza, donde las autoridades sanitarias palestinas han informado de más de 37.400 víctimas mortales y han dejado sin hogar a casi toda la población del enclave.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.