La economía tailandesa se enfrenta a importantes retos, ya que en el último año han cerrado casi 2.000 fábricas, lo que ha provocado un aumento sustancial de la pérdida de puestos de trabajo. En medio de estos cierres, el fabricante chino de vehículos eléctricos BYD ha abierto su primera fábrica del Sudeste Asiático en Tailandia, una medida que contrasta fuertemente con el reciente cierre de una fábrica de Suzuki Motor (TYO:7269) que producía hasta 60.000 coches al año.
Los cierres reflejan una tendencia más amplia de pérdida de competitividad industrial en Tailandia, la segunda economía del sudeste asiático, agravada por las importaciones baratas de China, el aumento de los precios de la energía y el envejecimiento de la mano de obra. El sector manufacturero, que representa casi una cuarta parte del PIB tailandés, ha visto cómo la utilización de la capacidad caía por debajo del 60%.
Chanpen Suetrong, que perdió su trabajo después de casi dos décadas cuando cerró la fábrica V.M.C. Safety Glass en la provincia de Samut Prakan, puso de relieve el impacto de estos retos. Sin ahorros y con importantes deudas, representa al creciente número de trabajadores tailandeses que se enfrentan a la inseguridad financiera debido a la recesión del sector manufacturero.
El Primer Ministro Srettha Thavisin, que asumió el poder en 2023, tiene dificultades para alcanzar su objetivo de un crecimiento anual del PIB del 5% durante su mandato de cuatro años. La proyección actual para la economía es una tasa de crecimiento de alrededor del 2,5% este año, lo que ha contribuido al descontento generalizado con su actuación entre los ciudadanos tailandeses.
En respuesta a la recesión económica, el gobierno está aplicando un plan de ayudas de 500.000 millones de baht, que ha recibido críticas pero que el Primer Ministro considera necesario para reactivar la economía. Este plan incluye una ayuda de 10.000 baht a la que podrán optar 50 millones de tailandeses, incluido Chanpen.
La agencia estatal de planificación, el Consejo Nacional de Desarrollo Económico y Social, ha sugerido que Tailandia debe centrarse en la fabricación de productos no exportados por China y reforzar su sector agrícola. Además, la Federación de PYME tailandesas ha indicado que los fabricantes más pequeños están luchando contra el aumento de los costes de producción y la competencia de las empresas multinacionales.
A partir de este mes, Tailandia impone un impuesto sobre el valor añadido del 7% a los productos importados con un precio inferior a 1.500 baht tailandeses, predominantemente procedentes de China, aunque estos productos siguen estando exentos de derechos de aduana. La Federación de Industrias Tailandesas insta al Gobierno a evitar la evasión arancelaria, especialmente a la luz de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y las barreras existentes para algunos productos chinos en otras regiones.
Mientras la economía tailandesa lidia con estas dificultades, la reciente apertura de la fábrica de vehículos eléctricos de BYD en Rayong, el 4 de julio de 2024, se erige como un punto brillante en un panorama industrial por lo demás difícil.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.