Por Carjuan Cruz
Investing.com - La mira está puesta sobre el dato de inflación de Estados Unidos, que se publicará mañana y que marcará la dirección por la que continúe la política monetaria aplicada por la Reserva Federal.
Las expectativas apuntan a que los precios, en efecto, subieron más en mayo, con un alza de 0.7%, es decir, más que abril, cuando se situó en 0.3%. Sin embargo, este índice reflejaría que la presión en los precios anual se mantendría estable, en 8.3%, igual que el mes anterior.
De darse un incremento mayor, aleja la posibilidad de que el ritmo en la subida de los precios se estuviera desacelerando. Lo que implicaría que el banco central estadounidense pudiera aplicar medidas aún más restrictivas de liquidez, y alejaría la posibilidad de una pausa en la subida de tasas para la reunión de septiembre
Para las próximas dos decisiones, la de la próxima semana, y la del 26 de julio, la Fed tiene estipulado aplicar un aumento de 50 puntos base en la tasa de interés. Al mismo tiempo recoge liquidez con la venta de bonos de su balance que comenzó el pasado 1 de junio, y que incrementará a partir de agosto.
“La Fed necesita más datos, y el IPC de junio y julio ayudará a tener una claridad real sobre lo que va a pasar con la inflación. Si la inflación comienza a calmarse, debería posponer algunas de las futuras alzas de las tasas de interés", indicó Robert Conzo, CEO de The Wealth Alliance, a www.investing.com.
El banco central apuesta por lograr un aterrizaje suave, lo que implica controlar la inflación, sin provocar una recesión. Sin embargo, una cadena de suministro global que sigue interrumpida, restricciones de liquidez, y empresas enfrentando altos costos y disminución en su rentabilidad corporativa, amenazan con evitar este objetivo.